MILLIONAIRE'S SHORTBREAD {GALLETA DEL MILLONARIO}

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El pasado 19 de mayo Madrid fue de nuevo testigo de un encuentro de bloggers gastronómicos más organizado por Tía Alia Recetas y para el que yo colaboré como co-organizadora.  Para quien llegue de nuevas a este evento, que me extraña, os contaré en qué consiste: un grupo de bloggers gastronómicos nos reunimos en un local, Cocinante, donde compartimos nuestros mejores manjares dulces y salados, amenizados con buena charleta. En esta ocasión fuimos 29 personas, y no todas de Madrid, sino que hubo que se animó a viajar desde Gran Canaria, Bilbao, Vigo, Mallorca y Segovia. ¡Menudo mérito! Pero estoy segura de que el viaje de vuelta la maleta se llevaba una buena dosis de gratos recuerdos, ¿me equivoco?

Nos gusta que cada uno de los encuentros sea especial, de manera que el factor sorpresa está siempre presente. Para esta ocasión llevamos a cabo dos concursos. Uno de ellos consistía en votar por la mejor receta dulce y la mejor receta salada de entre todas las que los asistentes cocinaron para la ocasión. Las mejores recetas dulces y saladas fueron las papas canarias con mojo verde y rojo, de Tesa; y los chupitos indecentes de chocolate de Ana. Podéis ver a las dos flamantes ganadoras exhibiendo el diploma que les concedimos. ¡Qué contentas están!



Y el otro concurso consistió en adivinar dos de las especias utilizadas en unas trufas especiadas que meses atrás Carmen había publicado en su blog. Este fue un momento divertidísimo. El juego se llevó a cabo en una zona tranquila del local. Para que la cata se concentrara al 100% en los sabores y olores, decidí tapar los ojos de los entusiasmados participantes con un pañuelo. Eso ya imponía cierta emoción. Y una vez trufa en boca, el adivinar dos de las especias utilizadas no fue tarea fácil y eso provocó angustia en más de uno de los asistentes. Olga fue una de las más sufridas, y lo sufrió tanto, que como no le venía a la memoria el nombre de dos especias, se lanzó al móvil a la búsqueda de información. Pero una, avispada, la pilló in fraganti, y la confiscó el móvil. ¡Qué lista ella!



Al final, de entre todos los asistentes, pocos fueron los que no adivinaron al menos dos especias de entre seis que eran y llevamos a cabo un sorteo, el típico de la mano inocente. Las dos papeletas extraídas llevaban consigo dos fantásticos libros de cocina. ¡Cómo no! Uno lo conoceréis porque se convirtió en el protagonista del concurso que llevé a cabo entre febrero y marzo de este año: Pasteles, pastas, galletas, merengues, tartas y panes dulces y salados, y que cayó en los brazos de Beatriz2Mandarinas, quien volvió al local a recoger su regalito rato después de haberse despedido de nosotros. Y la otra ganadora fue Cósima, a quien le correspondió otro estupendo libro al que ya le estoy haciendo ojitos: El libro de Cocina. Ambos libros fueron cedidos por la editorial Blume, de la que tengo que destacar la inmediata disposición que mostraron desde el primer momento para cedernos muestras de sus publicaciones que han formado parte no solo de este encuentro, si no de concursos anteriores.




En el libro Pasteles, pastas, galletas, merengues, tartas y panes dulces y salados encontré la receta que os traigo hoy. Tres texturas diferentes dan forma y sabor a esta deliciosa golosina que se puede convertir de forma muy sencilla en el acompañamiento perfecto de un café de sobremesa. 

La receta es muy fácil de elaborar. Y os prometo que lo es, a pesar de tener que dejar transcurrir tiempo para ver el resultado final, ya que entre capa y capa se necesita tiempo para que cada una de ellas se enfríe y asiente. Pero de un día para otro lo tenéis hecho. ¡Palabrita!


Mantecadas millonario_1

Ingredientes

Para el shortbread (galleta)
  • 200 gramos de harina normal
  • 175 gramos de mantequilla sin sal ablandada
  • 100 gramos de azúcar blanquilla
Para el relleno de caramelo
  • 50 gramos de mantequilla sin sal
  • 50 gramos de azúcar moreno
  • 400 gramos de leche condensada
Para la cobertura de chocolate
  • Una tableta de chocolate puro sin azúcar especial repostería de 200 gramos de la marca Valor - ¡espectacular!
  • 25 gramos de mantequilla sin sal
Mantecadas millonario_2

Elaboración
  1. Precalienta el horno a 160ºC. Pon la harina, la mantequilla y el azúcar en un cuenco y frota hasta formar migas. Amasa hasta conseguir una mezcla uniforme, pero no mucho, porque la mantequilla puede empezar a derretirse y la masa se pegará a la superficie de trabajo.
  2. Forra un molde de 20x20 con papel vegetal y vierte la masa encima. Extiéndela bien, con la ayuda de las yemas de los dedos. Te puedes ayudar con una espátula de silicona hasta conseguir una superficie lo más lisa posible. Hornea entre 35 y 40 minutos. Verás que la masa burbujea, pero es por efecto de la mantequilla. Retira del horno y deja enfriar por completo.
  3. En un cazo, pon a derretir la mantequilla y el azúcar. Añade la leche condensada y lleva la mezcla a ebullición. Una vez llegado a ese punto, baja la potencia del fuego al mínimo y mantén la mezcla cociendo durante cinco minutos sin parar de remover. La mezcla irá espesando y adquiriendo un ligero tono tostado. Retira del fuego y vierte sobre la masa de galleta. Deja enfriar por completo antes de añadir la cobertura de chocolate.
  4. Para la capa de chocolate, derrite el chocolate junto con la mantequilla en un recipiente en el microondas. Prográmalo a espacios de tiempo cortos y removiendo de vez en cuando para comprobar que no se quema. Vierte la cobertura sobre el caramelo, extiende bien con una espátula, y para que la superficie quede totalmente lisa, golpea la fuente contra la mesa hasta lograr el efecto deseado. Deja enfriar por completo y evita refrigerarlo para evitar que el chocolate sude y se formen las típicas burbujas de agua sobre él.
  5. Antes de servir, practica cinco cortes horizontales y cinco verticales para sacar cuadraditos de ella, y sírvete de un cuchillo que abarque toda la superficie, de esta manera evitarás que toda la mezcla se resquebraje. Yo me serví de un cuchillo jamonero. Para que queden cuadraditos más uniformes, puedes cortar los extremos de los bordes.


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FRESA MUSELINA { RETO TÍA ALIA }

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Muselina de fresas_2 

 El mes de mayo es un mes especial para el reto Tía Alia, y es que en este mes de mayo, el mes de las flores, el reto celebra su primer año en la blogosfera. Lo que todo empezó como una idea soplada al viento y que se inauguró con un pequeño grupo de blogueras cocineras que se reunieron en una noche del mes de abril de 2012, ha llegado a ser, a fecha de hoy, uno de los retos con mayor número de seguidores en la red. Y esta gran aceptación se debe a los retos reales que nos propone Carmen, sacados de su entrañable y mimado libro de recetas heredado de su tía Alia, y porque además nos adentra en el mundo de la cocina tradicional pero con una guinda de distinción. Las recetas no siempre salen a la primera, de ahí el espíritu 100% retador de cada una de sus propuestas.

Y es que además este mismo mes la tía Alia cumple años, y nada menos que ... ¡91 años!, y esta fue la verdadera excusa para arrancar el motor y poner en marcha este reto. Y mucho me temo que son muchas las recetas que aún nos quedan por probar. ¿Me equivoco, Carmen?

Para este mes quise decantarme por la receta dulce. No es que no me gustara la salada, que me encantó: Emparedados de patata. Si hace unas semanas celebrábamos el #díadelpurédepatatas, esta receta buenamente podría haber homenajeado a la gran patata. Pero he querido aprovechar el tirón de una fruta de temporada: la fresa, y de la que me temo que poco le falta para despedirse de nosotros hasta el año que viene :(

Collage_fresa muselina

Partiendo de la palabra "muselina", lo que me sugería esta palabra para elaborar la receta era una mousse, y esa era mi idea inicial. Luego pensé que no había mejor homenaje para la tía Alia, por ser la fecha que es, que ser fiel a su receta. Entonces haría dos cosas: de la misma receta haría una parte en textura mousse y la otra en textura helado, que es la que nos pide la receta original.

Pero ... ¡oooooh! Una vez que tenía los ingredientes preparados para mezclar, me dispongo a preparar la gelatina que necesito para hacer la mousse y me encuentro con que ... ¡no tengo gelatina! Mi gozo en un pozo. De manera que al final, la receta es fiel a la original en su totalidad.

El resultado: muselina de fresas sobre bizcocho de chocolate con puré de frambuesas, una combinación de sabores muy acertada y que nos gustó mucho, mucho.

Estoy segura de que estáis deseando ver el resto de las propuestas del reto para este mes de mayo. Yo también, así que ... ¡vamos de excursión al blog Tía Alia Recetas!

Muselina de fresas_3 


Ingredientes (Para 6 vasitos de 125 mililitros aproximadamente)

Para la muselina de fresas
  • 300 gramos de fresas lavadas, secadas, retiradas el rabito y troceadas, más 6 fresas para decorar
  • 125 gramos de azúcar blanquilla
  • 45 mililitros de agua
  • 500 mililitros de nata para montar - 35% mínimo de materia grasa
Para el bizcocho de chocolate
  • 4 huevos
  • 4 cucharadas de azúcar blanquilla
  • 4 cucharadas de chocolate en polvo Valor sin azúcar
Para el coulis de frambuesas
  • 125 gramos de frambuesas
  • 1 cdta  colmada de azúcar blanquilla
Elaboración

De la fresa muselina
  1. Trituramos las fresas en un procesador o en la thermomix. Colamos para separar las semillas de la pulpa y reservamos.
  2. Para preparar el almíbar, en un cazo ponemos el agua y el azúcar a calentar y una vez que comience a burbujear, bajamos la potencia del fuego y dejamos cocer durante cinco minutos. El almíbar queda con una textura espesa de color translucido. Vertemos sobre el triturado de fresas y notaremos que el caramelo se solidifica. Esto ocurre por el contraste de temperaturas. Devolvemos la mezcla al cazo y la calentamos de nuevo, removiendo para ayudar a que el almíbar caramelizado se deshaga. Vertemos en un bol y reservamos hasta que se temple, y entonces guardamos en la nevera para que se enfríe. 
  3. La mejor forma de montar la nata es que esté muy fría. En un recipiente ponemos la nata, asegurándonos de que también añadimos la nata más sólida que a veces se queda pegada en las paredes de los envases. Montamos la nata con la ayuda de unas varillas eléctricas hasta que ha adquirido una textura muy espesa.
  4. Una vez que el triturado de fresas está totalmente frío, lo mezclamos a poquitos con la nata montada, valiéndonos para ello de las mismas varillas eléctricas.
  5. Repartimos la muselina en vasitos individuales, en mi caso de silicona, pero pueden ser de aluminio, o cualquier otro del que dispongáis y que aguante el proceso de congelación; nunca de cristal. Damos un golpe seco y firme a cada vasito contra la encimera para asegurarnos de que no quedan burbujas de aire en su interior. Cubrimos con film transparente y guardamos en el congelador como mínimo 12 horas.
Del bizcocho de chocolate
  1. Precalentamos el horno a 180ºC.
  2. Separamos las yemas de las claras.
  3. Montamos las claras a punto de nieve. Reservamos en la nevera.
  4. Blanqueamos las yemas con el azúcar.
  5. Añadimos las cucharadas de cacao una a una y mezclamos con las varillas.
  6. Incorporamos las claras a las yemas con unas varillas manuales y con movimientos suaves y envolventes para evitar que la mezcla caiga demasiado.
  7. Protegemos una fuente para horno de 20x30 con papel vegetal y horneamos durante unos 15 minutos o hasta que al pinchar un palillo, este salga limpio.
  8. Dejamos enfriar.
Del coulis de frambuesas
  1. Ponemos todas las frambuesas y el azúcar en un vaso y trituramos.
  2. Pasamos el puré por un colador para separar la pulpa de las semillas, desechando estas últimas.
  3. Reservamos en la nevera.
Montaje
  1. Con un cortapastas de forma redonda y del mismo diámetro que la parte del helado que se apoyará en él, sacamos seis porciones de bizcocho que usaremos como base de la fresa muselina.
  2. Colocamos el bizcocho en la base del plato, y sobre este una de las fresas muselina. Para desmoldar el helado podemos pasar por debajo del chorro de agua caliente cada vasito y después ir separando con cuidado el helado de las paredes hasta que se desprenda fácilmente.
  3. Lavamos las fresas que nos servirán como adorno, las secamos y las laminamos con cuidado.
  4. Servimos con una cucharada del puré de frambuesas por encima y alrededor del compuesto.
Notas
  • La cantidad de almíbar que hice no corresponde con la receta original porque a mi juicio podría resultar demasiado dulce. Y el grado de dulzor del helado quedó en su punto, al menos, a nuestro gusto.
  • La única objeción que le pondría a este postre es la "dificultad" para comerlo, ya que la nata le confiere una cierta dureza que complica el comerlo en el plato. Es mucho más cómodo hacerlo en el mismo vasito.

¿Vosotros creéis que el reto de mayo está superado?

:))




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VITELLO TONNATO

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Vitello tonnato 

 Ganas que le tenía yo a esta receta. La tenía en mente para una celebración familiar, pero debió ser que por la forma en la que normalmente se nos presenta pensé que se asaba al horno y no quise arriesgarme a asar una pieza grande de ternera para muchos comensales, sabiendo que corría el riesgo de no acertar en sus gustos. Y es que con la carne de ternera ocurre que hay a quien le gusta casi sangrante; a otros, poco hecha;hay a quien muy marcada y a otros ni una cosa, ni la otra. De manera que deseché la idea antes de perder la jugada.

De ella me llamaba la atención el hecho de que una pieza de carne se acompañara de una salsa en el que algunos de sus ingredientes eran el atún y las anchoas. Os parecerá llamativo; ya estoy viendo vuestros pensamientos, y no me extraña, no.

Fue en una cena entre bloggers en Piú di Prima cuando la carta se abrió justo donde señalaba el Vitello tonnato. Mi dedo no dudó ni tardó en señalar lo que yo me pediría para cenar. Y supe entonces que me había estado perdiendo una carne en la que la salsa es la reina de la receta.

Para elaborar este Vitello tonnato pedí consejo a mi carnicero. Yo quería una carne libre de grasas y de ternillas, y él me aconsejó un rabillo de ternera. Y con él elaboré la receta. ¿Cómo? Tal cual se explica en el grandioso libro La Cuchara de Plata. Esta receta es ideal para este buen tiempo que comienza a acompañarnos, pues es una carne que se toma en frío, aunque si lo deseamos, la salsa se puede templar.

Ingredientes (Para 3 personas)
  • 1/2 kg de rabillo de ternera en una sola pieza
  • 1 zanahoria
  • 1 cebolla
  • 1 rama de apio
  • 1 hoja de laurel
  • 1/2 cda de vinagre de Jerez
  • 200 ml de vino blanco
  • 200 ml de agua
  • 1/2 cda de aceite de oliva
  • Unos granos de  pimienta negra
  • Sal
Para la salsa
  • 100 gr de atún en aceite escurrido
  • 2 filetes de anchoa escurridos
  • 1 cda de alcaparras escurridas
  • 1 huevo cocido
  • 1 y 1/2 cdas de aceite de oliva virgen extra
  • un chorrito de zumo de limón o de vinagre de Jerez
Elaboración
  1. En una olla a presión convencional ponemos la pieza de carne, la zanahoria, la cebolla pelada, la rama de apio, la hoja de laurel, el vinagre, el vino, el agua, el aceite, los granos de pimienta y sal al gusto. Cerramos la olla y cocemos durante media hora a partir de que comience a silbar la válvula. Transcurrido este tiempo, retiramos la olla del fuego y dejamos enfriar la carne dentro de su caldo. Este paso podemos hacerlo el día de antes.
  2. Para elaborar la salsa cocemos un huevo siguiendo el eco-truco. En un vaso mezclador ponemos todos los ingredientes junto con dos cucharadas del caldo de la cocción y trituramos a máxima potencia hasta que quede una salsa de textura muy fina. Si nos gusta una salsa más líquida, añadimos más caldo.
  3. Retiramos la carne del caldo y la cortamos en lonchas muy finas, como de tres milímetros de grosor. Reservamos.
  4. Para servir acompañamos la carne con la salsa servida por encima y acompañada de unas alcaparras.

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BAGUETTES { RETO BAKE THE WORLD }

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Baguette_1 

 A estas alturas ya he perdido la cuenta de la edición a la que pertenece este reto del mes de mayo propuesto por Bake the World, un club panarra que nos invita a meternos entre harinas, agua y levadura que dará forma a panes de todo el mundo.

Para el mes de mayo cogimos las maletas y nos fuimos volando a Francia, o para ser más exactos nos fuimos a París, y de allí nos trajimos unas baguettes, que es la propuesta para este mes. De mi viaje no virtual a París, tengo guardada en mi memoria los escaparates llenos de baguettes que se servían a modo de bocadillo en muchos de los locales del barrio latino de París. Esta imagen la tengo desde mucho antes de tener este blog. Hoy por hoy, de volver a París, sin duda alguna no me traería solamente este recuerdo, sino también el de las panaderías rebosantes de diferentes tipos de pan, junto con su característico olor, y quién me dice que no vendría también un pan tal cual en mi maleta.

La baguette es toda una seña de identidad de los parisinos. Sin embargo los orígenes de este pan largo, larguísimo, y fino, se encuentran en Viena a mediados del siglo XIX. Por entonces se introdujeron los hornos con vapor que otorgarían a la corteza del pan el brillo característico. Pero una ley de 1920 prohibió a los panaderos trabajar antes de las 4 de la mañana. Hornear el clásico pan de forma redonda se convertía en una labor complicada, y la única forma de hacer llegar pan a los clientes a primera hora de la mañana era reduciendo los tiempos de cocción, lo cual se pudo conseguir con panes más finos y alargados. Y fue así  como surgió la baguette.

La forma más rápida por la que reconocemos una baguette es por su clásica forma fina y alargada, tanto que pueden llegar a medir hasta un metro, aunque su ancho queda reducido entre los 5 y los 6 centímetros. Su miga, suave, con alveolos de diferentes tamaños. Sin embargo el crujiente de la corteza desaparece fugazmente, de manera que si horneamos a la mañana, por la noche nos encontraremos con que su textura ha cambiado por completo, reblandeciéndose.

Para elaborar mis baguettes he seguido la técnica de amasado francés de Bertinet, que es el mismo que MJ muestra en este otro vídeo junto a Xavier Barriga. Al igual que a ella, a mi también me resultó muy divertido. Es muy curioso comprobar cómo poco a poco la masa se va haciendo más suave y elástica y menos pegajosa. La técnica de formado es muy sencilla, y la podéis ver en este vídeo.

Las cantidades de los ingredientes son los de una masa básica de pan blanco de Bertinet. Pero sin embargo los tiempos de cocción están cogidos de aquí y de allí, ya que en el vídeo que visualicé no se detallaban tiempos de levado y de cocción, un vídeo que por cierto, han eliminado de YouTube.

Baguette_2 

  Ingredientes (Para 3 baguettes de 25 cm. de largo)
  • 375 gr de harina de fuerza
  • 262 ml de agua
  • 7 gr de levadura fresca
  • 10 gr de sal de mesa
Elaboración
  1. En un recipiente ponemos la harina, desmenuzamos la levadura fresca con las yemas de los dedos y la mezclamos con la harina.
  2. Añadimos la sal y removemos.
  3. Incorporamos el agua poco a poco a medida que la vaya absorbiendo la harina y mezclamos con una rasqueta o una cuchara de madera. Al final volcamos la masa sobre una superficie de trabajo y la amasamos hasta ver que los ingredientes se han incorporado, y a partir de aquí comenzamos a amasar siguiendo el método francés de Bertinet. 
  4. Engrasamos un recipiente, ponemos la masa en su interior y guardamos todo en una bolsa de plástico que ayudará a conservar el calor que se va formando en su interior. Dejamos levar durante una hora y quince minutos.
  5. Sacamos la masa del recipiente y la aplastamos con las yemas de los dedos. Hacemos tres particiones de igual peso: unos 210 gramos cada una. Damos forma de bola a cada una de ellas y las reservamos tapadas con un paño en un lugar alejado de corrientes entre 20 y 30 minutos.
  6. Preparamos una bandeja de horno protegida con papel vegetal.
  7. Transcurrido el tiempo del segundo levado, vamos a dar forma a las baguettes siguiendo la técnica de este video. No es conveniente espolvorear la mesa de trabajo con harina porque la masa pierde elasticidad. Primero aplastamos cada bola con las yemas de los dedos; notaremos las burbujas de aire que se han formado. Doblamos uno de los extremos de la base hacia dentro y lo sellamos con la masa que reposa sobre la mesa sujetándola con el dedo pulgar de la mano izquierda y sellando el extremo doblado con el pulgar de la mano derecha. Giramos la masa 180º y actuamos de la misma manera. El último paso consiste en sellar los pliegues usando la misma técnica. Ahora habremos logrado un cilindro que alargaremos amasando con las palmas de las manos y alargándolo hacia los extremos, a los cuales daremos una ligera forma de punta. Una vez que hemos estirado la masa lo justo para que entren en la bandeja de nuestro horno, nos aseguramos de que la parte del sellado queda en contacto con la bandeja de horno.
  8. Colocamos las baguettes sobre la bandeja de horno, las espolvoreamos ligeramente con harina, las tapamos con un paño y las reservamos en el horno apagado, el mejor lugar para mantenerlas fuera de corrientes. Ahí estarán una hora y quince minutos.
  9. A la hora del tercer reposo sacamos la bandeja del horno e introducimos en su interior un recipiente con agua para generar vapor durante la cocción. Precalentamos a 250ºC
  10. Antes de introducirlas en el horno practicamos tres o cuatro cortes longitudinales a lo largo de cada baguette. Este paso hay que hacerlo con seguridad y también marcando con profundidad. Yo pensé que había profundizado lo suficiente en la masa, pero no fue así, tal y como se puede apreciar en las fotos.
  11. Horneamos durante 7 minutos con vapor. Transcurrido este tiempo retiramos el recipiente con agua, bajamos la temperatura a 220ºC y horneamos durante 10 minutos más, siempre vigilando. Apagamos el horno y dejamos las baguettes dentro durante 5 minutos más y con la puerta entreabierta.
Y lo que veis es el resultado de este grato trabajo que acompañó nuestra comida. 


Información obtenida aquí


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SCOTCH EGGS

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Scotch_eggs_2 

Hoy, por fin, me alegro de que esta receta vea la luz. Lleva unos cuantos meses arañándome la pantalla del ordenador, reclamando protagonismo, y no más que el que se merece, porque es una receta que aunque entretenida, es deliciosa y mu apañá. El mero hecho de cocer unos huevos de gallina, envolverlos en una carne especiada y aromatizada, empanarlos y hornearlos ha hecho que esta receta se haya convertido en la protagonista indiscutible de cualquier humilde picnic que tenga lugar allá por tierras británicas, tanto como lo es para nosotros una tortilla de patatas, unos filetes empanados o unos pimientos verdes fritos, protagonistas indiscutibles de nuestras salidas campestres, de esos domingos al río a los que seguramente muchos de vuestros padres se apuntaban, nevera en mano y con todos los apaños propios.

Una vez cocinados los huevos, no se necesita nada más que una mano para sujetarlo y comerlo, mientras la otra espera impaciente con su servilleta para disponerse a limpiar las pocas miguitas que puedan quedar. 

Estos Scotch Eggs son toda una invención de uno de los grandes almacenes de mayor renombre en el Reino Unido. Sé que a muchos de vosotros no os sonarán en absoluto a no ser que hayáis pasado frente a su fachada y os hayáis quedado admirados al verla. Se trata de los grandes almacenes Fortnum&Mason, fundados hace tres siglos por la familia Fortnum, quienes inicialmente abrieron una pequeña tienda nada más llegar a Londres desde Oxford. Desde siempre se han caracterizado por dirigirse a un público muy elitista y presume de proveer de Scotch Eggs a la Familia Real Inglesa.

Os dejo con la receta, deliciosa, y de disfrute, os lo aseguro, y que vi en uno de los vídeos que la mediática Lorraine Pascale grabó para la prestigiosa y emblemática BBC.

Scotch_eggs_1 

  Ingredientes
  • 4 huevos (uno por persona)
  • 4 chorizos criollos
  • pan rallado, mejor si es del tipo cracker o panko, de textura gruesa
  • 1/2 cucharadita de nuez moscada
  • 1/4 cucharadita de pimienta recién molida
  • tomillo o romero fresco picadito
  • 1 huevo batido para el rebozado
  • 4 cdas de harina
  • 1 cda de mostaza
  • sal
Elaboración
  1. Empezamos cociendo los huevos. Para ello sigo el método económico que puedes ver aquí. Refrescamos bajo el chorro de agua fría, los metemos en la nevera para poder pelarlos más fácilmente.
  2. Preparamos nuestra mesa de trabajo y sobre una tabla de madera ponemos un trozo de film transparente. Quitamos la piel a los chorizos, le damos forma de bola y los aplastamos sobre el film transparente lo máximo posible. Ponemos encima un huevo cocido y pelado y lo encerramos en la carne formando una especie de saquito. Presionamos bien, enroscamos los extremos del film transparente para que quede bien prieta la carne, abrimos el paquetito y terminamos de darle forma con la palma de nuestras manos (Ver foto más abajo). Seguimos los mismos pasos con los huevos restantes.
  3. Pasamos a la parte del rebozado. En un cuenco hondo batimos un huevo, para así manejarnos mejor. Por otro lado, mezclamos la harina con la mostaza y removemos bien hasta que la mostaza esté bien repartida e integrada. Y por último, preparamos el pan rallado, al que añadimos la nuez moscada, la pimienta recién molida, la sal y el tomillo o romero picado a nuestro gusto.
  4. Precalentamos el horno a 200ºC.
  5. Enharinamos un huevo, lo pasamos por el huevo batido y por último por el pan rallado, asegurándonos de que queda bien adherido al huevo. Hacemos lo mismo con los huevos restantes y los vamos reservando en una bandeja para horno protegida con papel vegetal.
  6. Horneamos durante unos 25 minutos o hasta que veamos que se va tostando muy ligeramente el pan rallado.

    Scotch_eggs_collage_2_

Notas
  • Se pueden acompañar de una salsa de mayonesa con un toque de mostaza, o también cualquier tipo de encurtidos como pepinillos, cebolletas, etc.
  • Tradicionalmente, estos huevos se fríen en aceite. Yo he preferido seguir la técnica de Lorraine Pascale y cocinarlos en el horno, mucho menos calóricos y pesados que fritos en aceite.


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ROSQUILLAS DE AGUARDIENTE

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Rosquillas_1 

 Hace mucho, mucho tiempo que andaba detrás de hacer rosquillas y es que hubo una temporada en la que parecía que de los blogs brotaban rosquillas a cada cambio de página, y ya sabéis que somos de culo veo, culo quiero, y aquello solo alimentaba mi gula perniciosamente, como suele pasar.

Pero pasó el tiempo, y con él las ganas de hacer rosquillas se enfriaron. Se perdió el amor, que diría aquella. Pero el run-run seguía recorriendo mis neuronas.

Rosquillas_2

Un día, una preciosa caja de latón de mi madre destapó de nuevo las ganas de hacer rosquillas. ¡Qué rosquillas más jugosas y aromáticas! En seguida me dijo que las había hecho una vecina, y ya sabéis cómo somos con nuestro afán por recopilar recetas. "¡Dile a Elena que te pase la receta!", le dije a mi madre. Y total, que ya sabéis cómo son las madres, y al día siguiente tenía la receta apuntada de su puño y letra y además estaba invitada a hacerlas con ella. A casa me traje un tarrito con aguardiente, del seco, mucho mejor que el dulce para este tipo de elaboraciones, y muchas ganas de hacer una receta tan rica.

Y el día llegó, y fueron testigo de las primeras en salir de la sartén esas amigas con las que tan buenos ratos pasamos whatsappeando - Carmen, Neus, Paula y Beatriz -, y va por ellas esta receta, pues ellas me la pidieron en primera instancia. No puede haber mejor que un dulce para dejarnos tan buen sabor de boca de una amistad que espero perdure durante mucho, mucho tiempo.

Va por todos, pero especialmente, por vosotras.

Rosquillas_3 

Ingredientes (Para unas 15 rosquillas)
  • 1/2 kg de harina normal
  • 1 huevo
  • La medida de un huevo de aceite de girasol o de oliva suave
  • 1 sobre gasificante blanco y otro morado (de venta en Mercadona)
  • 6 gramos de levadura química
  • 1/4 de vaso de los de agua de zumo de naranja
  • 2/3 de vaso de los de agua de aguardiente seco
  • 3 cdas de azúcar blanquilla + azúcar para rebozar las rosquillas
Elaboración
  1. En un recipiente grande batimos el huevo y añadimos todos los ingredientes excepto la harina. Mezclamos bien con una cuchara de madera.
  2. A continuación añadimos la harina. Primero unos 400 gramos y poco a poco vamos incorporando el resto a medida que la harina vaya siendo absorbida. Nos debe quedar una masa que se despega fácilmente de las manos. Amasamos hasta que quede una masa lisa y si es necesario sobre una superficie de trabajo.
  3. Devolvemos la masa al recipiente, lo tapamos y lo dejamos reposar dos horas.
  4. Tras este tiempo la masa no habrá crecido, pero sí descansado. Amasamos de nuevo y formamos bolitas del tamaño de una pelota de golf, trabajando cada bola con las manos y posteriormente sobre la mesa de trabajo. Para ello nos ayudamos de las palmas de las manos, con las cuales estiramos cada bola contra la mesa hasta darle forma de cilindro de unos diez o doce centímetros de largo. Humedecemos los extremos con un poquito de agua y los sellamos para darle la forma típica de una rosquilla. Reservamos sobre un paño de algodón y las vamos tapando  con otro paño a medida que las vamos formando.
  5. En una sartén honda, o en una cazuela, ponemos a calentar suficiente aceite para freír las rosquillas. Antes de comenzar a freírlas, con el reverso no afilado de un cuchillo practicamos un corte por la parte externa de las rosquillas. 
  6. Una vez que el aceite esté caliente, las vamos friendo por tandas, las retiramos sobre una fuente con papel absorbente e inmediatamente después las rebozamos en azúcar que habremos preparado en un plato aparte. Reservamos las rosquillas y esperamos a que se enfríen para comerlas, si es que puedes esperar ... ;), porque después del olor que queda en la cocina, difícil es.

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CUPCAKES DE BANOFFEE

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Cupcakes banoffee_1 

 Aunque la primavera comienza en marzo, realmente no se hace sentir hasta llegar mayo, el mes de las flores. Abril tiene una labor importante: hacer que las nubes lloren y lloren para que los campos, parques y jardines luzcan coloridos y bonitos durante el mes de mayo y lo que se pueda de junio. Nos gusta salir más, aprovechar las horas de luz, las agradables temperaturas. Todo cobra vida a nuestro alrededor. Pero también es verdad que para los sufridos alérgicos, pasear por un entorno natural no es nada reconfortante, pero ni tan siquiera pasear por la ciudad por una zona de árboles. Y al final ... ¿nos quedamos en casa? ¡Cuántas contradicciones!

Para celebrar que estamos viviendo la primavera os traigo una receta repleta de flores, pero flores comestibles, que adornan unos cupcakes. ¡Mis primeros cupcakes! Y me he estrenado a lo grande, porque lo he hecho con una receta de Peggy Porschen y su libro Boutique Baking, un libro que tengo la suerte de tener ocupando un lugar en mi estantería de libros de cocina y que conseguí tras ganar el concurso de dulces internacionales de El Pastelito Valiente.

Mis primeros cupcakes están elaborados basándose en una receta archiconocida en el mundo de la repostería británica: banoffee pie. El término banoffee está compuesto por el inglés banana (plátano) y toffee, y esos son sus dos ingredientes principales; una bomba en todos los sentidos, y sobre los que os puedo asegurar que son una auténtica delicia.

Para elaborarlos me he rodeado de los mejores utensilios que se pueden encontrar en el mercado: unos moldes para magdalenas de silicona, unos preciosos cortapastas que imprimen flores de diferentes tamaños sobre una pasta de chocolate moldeable y muy fácil de trabajar. Todo ello de la famosa firma Silikomart.

Cupcakes banoffee_Silikomart

Siempre que hago magdalenas o muffins utilizo un molde de metal con doce cavidades. La diferencia que he apreciado entre este molde y las cápsulas de silicona es que al cocer las magdalenas en las cápsulas de silicona la superficie de la magdalena no se dora tanto, y queda más suave y tierna. La experiencia me ha gustado plenamente, así que se convertirán en un utensilio al que sacaré mucho rendimiento.

Si vosotros deseáis celebrar la primavera conmigo y con estos preciosos y riquísimos cupcakes, no os perdáis la receta.

Ingredientes (Para unos 8 cupcakes, aunque según la receta original, de estas cantidades salen 12, que lo dudo)

Para el frosting
  • 100 gramos de queso tipo Philadelphia a temperatura ambiente
  • 100 gramos de mantequilla sin sal reblandecida
  • 100 gramos de azúcar glas
  • 25 gramos de plátano maduro machacado
Para las magdalenas
  • 100 gramos de mantequilla sin sal reblandecida
  • 100 gramos de azúcar blanquilla
  • Una pizca de sal
  • 1/4 de cdta de semillas de vainilla o 1/2 cdta de esencia de vainilla
  • 2 huevos tamaño "L" a temperatura ambiente
  • 100 gramos de harina normal
  • 1/2 cdta de levadura química
  • 1/4 cdta de bicarbonato
  • 35 gramos de pepitas de chocolate
Para el relleno
  • 100 gramos de dulce de leche
  • 1 plátano maduro
Para las flores decorativas
  • Pasta de chocolate moldeable de la firma Silikomart


Cupcakes banoffee_collage


Elaboración

Del frosting
  1. Batimos el queso crema con unas varillas eléctricas hasta que quede suave. 
  2. Aparte batimos la mantequilla y el azúcar hasta que quede una mezcla blanquecina y esponjosa.
  3. Incorporamos una mezcla a la otra, en pequeñas porciones, y seguimos batiendo hasta que quede una mezcla homogénea.
  4. En último lugar añadimos el plátano maduro machacado y mezclamos bien. Disponemos la crema en una manga pastelera con una boquilla redonda lisa y la refrigeramos en la parte más fría de la nevera.
De las magdalenas
  1. En un robot de cocina, mejor que con las varillas, batimos la mantequilla, el azúcar, la pizca de sal y la vainilla hasta que quede una mezcla suave y blanquecina.
  2. En un recipiente aparte batimos los huevos y los incorporamos poco a poco a la mezcla anterior. Si vemos que se corta la masa, añadimos un poco de la harina que añadiremos posteriormente, batimos y seguimos incorporando el huevo. Una vez finalizado con el huevo, añadimos el resto de la harina, la levadura y el bicarbonato. Mezclamos bien, y ya en el último momento añadimos las pepitas de chocolate, que mezclaremos con una espátula.
  3. Precalentamos el horno a 175ºC.
  4. Preparamos los moldes de silicona aptos para magdalenas y sobre ellos unas cápsulas de papel, si lo prefieres, como fue mi caso. Rellenamos dos tercios de las cápsulas, o hasta la marca dibujada en el interior de las cápsulas y los introducimos en el horno. Cocemos entre 12 y 15 minutos, hasta que la superficie esté ligeramente dorada o que al pinchar la masa con un palillo, este salga limpio.
  5. Retiramos las magdalenitas a una rejilla para que se enfríen por completo
Del relleno
  1. En un recipiente mezclamos el plátano hecho puré y el dulce de leche. Mezclamos bien.
  2. Una vez que las magdalenas están totalmente frías, vaciamos una pequeña parte con la ayuda de un  sacabolas, y rellenamos el hueco con la mezcla hecha a base de dulce de leche y de puré de plátano hasta la superficie.

Para decorar
  1. Sacamos la manga pastelera con el frosting de la nevera y decoramos las magdalenas con ella. Comenzamos por la parte exterior de la magdalena y rodeándola nos acercamos al centro donde terminamos dándole la forma de un pequeño pico.
  2. Trabajar la pasta de chocolate moldeable es muy fácil. Pellizcamos la pasta con los dedos para romper pequeños trozos a los que iremos dando forma a base de amasar con los propios dedos. Con la ayuda de un rodillo estiramos la pasta hasta darle el grosor deseado, y en mi caso de unos dos o tres milímetros e imprimimos los cortapastas para conseguir las formas deseadas. Si deseamos pegar unas flores sobre otras, lo haremos con unas gotas de agua, y con las flores conseguidas decoramos los cupcakes a nuestro gusto.
  3. Guardamos en la nevera para que la crema no pierda cuerpo, y llegado el momento ... ¡a disfrutar!
Notas

He modificado la cantidad de azúcar que se emplea para la elaboración del frosting porque me parecía excesivo: 500 gramos de azúcar glas por 200 gramos de mantequilla y 200 de queso crema. He conseguido un dulzor muy equilibrado, pues no podemos olvidar que tanto el plátano, por estar maduro, y el dulce de leche, aportan una gran cantidad de azúcar.





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TALLARINES CON ANCHOAS Y SALSA DE TOMATE

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Tallarines con anchoas y salsa de tomate_1


Querida amiga Carmen, queridos amigos míos:

Otro día 11 más de otro mes más a tachar del calendario. ¡Bueno, no! Hoy es día 10, pero como el día 11 cae en sábado y con este fantástico buen tiempo que nos acompaña os gusta salir, ¿cómo íbamos a consentir que os perdierais nuestra receta de pasta mensual? ¡No, no y no! Y otro tipo de pasta más a tachar de ese propósito del que much@s de vosotros os habéis convertido en asiduos seguidores desde que Carmen y yo nos propusimos deleitar a los nuestros, y deleitaros a vosotros, con nuevas recetas en las que la pasta se convertirían en el ingrediente principal.

Pensaréis que para este mes de mayo poco me he roto la cabeza en sorprenderos porque los ingredientes que acompañan a mis tallarines poco tienen de sorprendente. Pero como suele pasar: es entre cada uno de esos tallarines donde se encuentra la deliciosa esencia de esta receta. Ya sé. Diréis que ese es un tópico muy socorrido para excusar algo, pero no es así. Lo cierto es que este tópico explica una realidad. La esencia de esta receta marca una acusada diferencia en una mezcla de sabores que afortunadamente nos gusta mucho en casa: salado y dulce.

Os prometo que ni yo misma era capaz de prever que los ingredientes de esta receta me gustaran tanto, tanto como lo hicieron. Además, ese pan rallado grueso y tostado le da un toque crujiente que me encantó y nos encantó.

Espero estar poniéndoos los dientes largos. Tanto, que tengáis ya preparados bolígrafo y papel para tomar buena nota de la receta, que además cuenta a su favor con el factor de rapidez en el tiempo: no más de media hora de elaboración. ¿Alguien da más? Bueno, puede que sí: mi amiga de reto, Carmen. Veamos su propuesta aquí, que seguro que es de lamer la pantalla.

Tallarines con anchoas y salsa de tomate_2 

Y en esta celebración de nuestro encuentro personal con la pasta, vengo también a invitaros a celebrar los cuatro años de vida del blog de Paula, Con las zarpas en la masa. ¡Cuatro años! ¡Y se dice pronto! ¿Y qué se le ha ocurrido a Paula para celebrar esos cuatro años de andadura? ¡Adivinadlo! ¡Pues un concurso! ¡Y un concurso en el que la pasta es el alma mater de la fiesta!

Tres categorías: a la mejor receta, a la mejor fotografía y un concurso entre todos los participantes. Y como recompensa al esfuerzo, dos premios similares para las tres categorías: una máquina para hacer pasta en casa de Homenaje en la cocina, y un lote compuesto por dos libros sobre pasta de la editorial Blume ¡Woooow! Si queréis saber más, pinchad en la imagen que figura justo debajo de estas líneas y que es el logo, precioso logo, que lucirá durante todo el concurso y que podéis llevaros y colgarlo en vuestro blog.

La pena es que ni yo, ni las otras tres componentes que formamos el jurado de este concurso, podrá participar para tener opción a estos premios. ¡Pero ya es mucho que cuenten con la opinión de este pequeño grupillo para valorar todas las recetas que se presenten! Muchas gracias, Paula, por tu confianza :))


Logo concurso: Con las Zarpas en la Pasta 

  Ingredientes (Para 4 personas)
  • 2 dientes de ajo
  • 2 puñados grandes de piñones
  • 12 filetes de anchoas escurridos de su aceite
  • Un puñado grande de pasas
  • 3 cucharas colmadas de salsa de tomate
  • Un vaso de los de agua de vino
  • 50 gramos de pan rallado grueso
  • 300 gramos de tallarines
  • agua y sal
  • Aceite de oliva
  • Queso parmesano rallado
Elaboración
  1. Si disponéis de salsa de tomate, podéis obviar este paso. Yo hice una salsa de tomate con medio kilo de tomates pera que rallé con un rallador de corte ancho. En un cazo puse a calentar una cucharada de aceite de oliva, piqué un ajo en láminas y lo doré. Incorporé el tomate rallado y lo tuve cociendo durante diez minutos a fuego fuerte, para que se evaporara su jugo, y luego bajé el fuego y lo mantuve cociendo durante veinte minutos más a fuego medio-bajo. Minutos antes de apagarlo lo sazoné con sal y un poco de azúcar para rebajar la acidez.
  2. Para cocer la pasta, ponemos a calentar agua con sal en una olla grande. Cuando rompa a hervir echamos los tallarines y a medida que se van reblandeciendo los vamos sumergiendo en el agua empujándolos con una cuchara de madera. En el momento que rompa a hervir de nuevo bajamos el fuego y dejamos cocer durante el tiempo que nos indique el fabricante. Transcurrido ese tiempo, escurrimos y reservamos.
  3. Mientras se cuece la pasta preparamos la salsa. En una sartén ponemos dos cucharadas de aceite a calentar, pelamos y picamos finamente los dientes de ajo, los doramos ligeramente. Seguimos con los piñones, los filetes de anchoa, que iremos desmenuzando con una cuchara de madera. Incorporamos el vino, dejamos evaporar el alcohol, añadimos las uvas pasas y la salsa de tomate. Dejamos cocer durante un par de minutos. Si la salsa espesara mucho, podemos añadir un par de cucharadas del agua de la cocción de la pasta.
  4. Añadimos la pasta a la sartén con la salsa. Removemos y mezclamos bien.
  5. En una sartén pequeña ponemos a calentar una cucharadita de aceite de oliva y doramos el pan rallado grueso, removiendo constantemente para evitar que se queme. Retiramos y reservamos.
  6. Repartimos los tallarines en cuatro platos, los espolvoreamos con el pan rallado dorado y sobre este el queso parmesano al gusto.

Receta sacada de La cocina italiana de Jamie Oliver. Editorial RBA, con alguna modificación.


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PURÉ DE PATATA CON CRUMBLE DE CEBOLLA Y MOSTAZA { #DÍADELPURÉDEPATATA }

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Puré patata_2


Hace aproximadamente un mes, coincidiendo con el estreno del programa Masterchef en TVE y mi estreno en el mundo Twitter, surgió la idea de organizar el #díadelpurédepatatas. La noche del estreno quedamos un grupo de amigas blogueras con la intención de comentar las jugadas del concurso. Pero ese día fue casi más importante para mi por el tránsito de twits que iban y venían durante mi conexión que por el propio programa en sí, del que de poco me enteré más que de los participantes del concurso y más en concreto de uno de ellos a quien tengo la suerte de conocer en persona: Clara, administradora del blog Miss Migas con Locura, una chica joven, vital, ambiciosa, creativa, ingeniosa, puro nervio, y que es realmente por quien puede engancharme el programa, y a quien le deseo toda la suerte del mundo mundial.

En aquel primer programa los concursantes tenían que preparar un menú para un batallón, y nunca mejor dicho, y uno de los equipos tenía que elaborar puré de patata. Parece que el tema trajo cierta indecisión a la hora de prepararlo, así que de forma repentina surgió la iniciativa de demostrar lo que es un puré de patata de verdad convocando a los que la liamos esa noche en Twitter en torno al programa y fijando el 7 de mayo como el día en el que la blogosfera gastronómica se inundaría de purés de patata. Y puesta la fecha tan solo había que ponerse manos a la obra en la cocina, y también en el tema del diseño del logo para festejar que las patatas siempre pueden pasar a mejor vida, y para muestra el logo que Carmen diseñó para el #díadelpurédepatata. ¿No es divertidísimo?




El que yo os traigo ha visto por fin la luz, y esto lo digo porque de siempre había oído comentar que el puré de patata sale divino en la thermomix, así que no me lo pensé dos veces y mi querido robot sería mi herramienta de trabajo. Pero hay más, para darle un toque diferente y que me apasiona, pensé en coronarlo con un crumble salado. Este es mi puré de patata tan especial y que tanto nos gustó.

Agarraos, que vienen curvas ...

Puré patata_1
 

Ingredientes (Para 3 personas)

Para el puré de patata
  • 400 gramos de patatas
  • 100 gramos de leche
  • 100 gramos de agua
  • 25 gramos de mantequilla
  • Sal
  • Pimienta recién molida
  • Nuez moscada
Para el crumble
  • 20 gramos de mantequilla
  • 2 cdas de queso parmesano rallado
  • 1 cda de pan rallado grueso 
  • 1 cda de mostaza
  • 2 cdas de cebolla frita crujiente
Elaboración

Del puré de patata (Thermomix 31)
  1. Pela las patatas, lávalas y cháscalas. En el vaso coloca la mariposa, vierte las patatas, el agua, la leche y la sal y programa 30 minutos, 90º, velocidad 1. Si decides añadir todo agua en lugar de mitad y mitad, programa 20 minutos, varoma, velocidad 1.
  2. Retiramos la mariposa, añadimos la mantequilla, pimienta y nuez moscada al gusto y trituramos dos minutos en velocidad progresiva 5-10.
  3. Vertemos el puré en recipientes individuales refractarios y reservamos.
Del puré de patata (Método tradicional)
  1. Pelamos y lavamos las patatas, las chascamos y las ponemos a cocer en el agua con la leche y sal cuando estas hayan roto a cocer. Cocemos hasta que estén tiernas. Añadimos la mantequilla, la pimienta y la nuez moscada a nuestro gusto y trituramos hasta quedar un puré suave.
  2. Vertemos el puré en recipientes individuales refractarios y reservamos.
Del crumble
  1. Mezclar todos los ingredientes en un recipiente pequeño con las yemas de los dedos hasta forma una textura similar a migas de pan gruesas. Reservar en la nevera unos treinta minutos.
Horneado
  1. Espolvoreamos el crumble sobre el puré de patata y lo gratinamos hasta que esté dorado. Servir y punto. Excelente guarnición para carne, salchichas, albóndigas ... ¡Umm!

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PARALELO CERO: FUSIÓN ANDINO MEDITERRÁNEA

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Hace unas semanas tuve el privilegio de disfrutar de un magnífica noche en compañía de buenas amigas en un restaurante que puede presumir de ser uno de los primeros instalados en Madrid que difunde la cocina andina en fusión con ingredientes de corte mediterráneo. Paralelo Cero es el nombre con el que su fundador, Michael Ruiz, decidió bautizar un local desde el que dar a conocer su creatividad al público madrileño.


Paralelo Cero goza de una ubicación privilegiada en pleno barrio de Salamanca, y más en concreto en la calle Villanueva número 21. Un local abierto a la calle mediante un amplio escaparate que permite ver lo que se cuece en su interior y en el que el color blanco es el color predominante. Desde la misma entrada el local nos invita a disfrutar de una copa en un espacio con mesas y taburetes altos. Desde aquí podemos acceder al fondo del local mediante un pasillo en el que se distribuye una hilera de mesas que nos conducen a una zona más intimista y en la que poder disfrutar de un menú en el que cada uno de los platos supone una sorpresa tanto visual como degustativa. 

El propósito de Michel Ruiz es el de ofrecer al comensal que se entre en su restaurante la posibilidad de disfrutar  de ingredientes autóctonos de su país de origen, Ecuador, tales como la quinoa, la patata chola, las pamplinas, la yuca, la gallina pintada, el tomate amarillo o las vieras del Pacífico, y darles un giro totalmente imaginativo fusionándolo con otros ingredientes de los que podemos disfrutar los países bañados por el Mediterráneo. Y bajo esta premisa surgieron platos tales como:

Croquetas de pollo de corral, durazno seco y ralladura de coco sobre lecho de cebolla frita.


O la Ensalada de pamplinas, quinoa y tomate rallado


O las vVieras del Pacífico con reducción de verdeo y destilado ecuatoriano


¿Y qué os parece el Ceviche de corvina salvaje con pulpo gallego?


¿Y el Llapingacho? Un plato típico de la sierra de Ecuador que consiste en una crema de patata sobre la que descansa un huevo poché, y todo ello cubierto de una salsa de cacahuete y caviar de trufa.


Y rematamos la ronda de platos salados con un Rollito de gallina pintada envuelta en una crepineta y sobre un puré de patata ratte y salsa reducción de los jugos de cocción de la propia gallina.


El remate final en una comida o cena que se precie lo forman los postres, y Paralelo Cero deja una buena muestra de su buen hacer por el lado dulce con su Tarta de queso con physalis, o la tarta de manzana con helado de canela, o el bizcocho de chocolate 100% ecuatoriano sobre yogur de mora. 


Después de agasajar vuestra vista con estas imágenes, no queda más que dar un paso adelante y disfrutar in situ de una cocina elegante, sugerente y delicada. ¿Te animas?



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SORPRESAS DE ZANAHORIA ... ¡MORADA!

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Sorpesa zanahorias moradas 

 Cinco grandes mujeres con red lips nos reunimos hace apenas dos semanas en un restaurante: Piú di Prima. Hablar de Piú di Prima es hablar de buen gusto elevado al máximo nivel, y no solo por la riqueza de su menú, de corte italiano, y con ingredientes traídos directamente de su país autóctono, sino por el encanto del local en sí: sobrio, elegante, con espacios que gozan de una iluminación intimista y acogedora que hace aún más agradable la estancia. Conocer y tratar a su anfitriona, Ana, editora del blog Tomates verdes fritos es un anticipo para darse cuenta de que todo lo que le rodea presume de la etiqueta de "buen gusto".

Ana era una de esas grandes mujeres con red lips, pero no la única. La excusa de encontarnos en su restaurante la tuvieron otras dos grandes mujeres a las que tuve la suerte de conocer en la primera quedada que Tito organizó en Madrid en octubre de 2011: Juana y Caty, y a quienes seguramente muchos conoceréis a través de sus blogs: La cocina de Babel y Circus Day, respectivamente. Fue a estas dos mujeres a quienes se les vino a la cabeza la ocurrencia de venir a Madrid a un curso de pan en La Bolboreta. Y de forma casi inesperada e improvisada surgió la idea de compartir mesa en una cena.  Conocer a Juana y a Caty es tratar con la dulzura y la cadencia personificadas. Es como que todo a tu alrededor se cargara de un karma que te transmite una gran dosis de serenidad. Me encantó conocerlas un poquito más y charlar como lo hicimos en petit comité, junto con otra gran amiga, Carmen; Ana, ya mencionada, y dos blogueras más metidas en este mundillo gastronómico: Aurélie, de La Chef A, y otra Carmen, de Rezetas de Carmen.

Zanahorias moradas 

 Pero Juana y Caty no viajaron solas. En su maleta trajeron un regalito para cada una de nosotras: unas zanahorias de color ... ¡morado! Yo me quedé alucinada por el detalle, y maravillada ante la idea de tener en mis manos unas zanahorias moradas y de las que poco sabía más que lo que había visto en el blog de Caty con su crema de zanahoria morada, que es un impacto visual.

Cuando llegué a casa y se las mostré a mi marido me sorprendió lo que me contó sobre ellas y que había visto en un documental en televisión: parece ser que hace muchos, muchos siglos, las zanahorias eran moradas, pero los franceses buscaron la manera de hacerlas más atractivas mediante diferentes experimentos, y lograron un color naranja que es el que hoy en día tenemos en nuestros mercados. A mi me ha parecido una zanahoria preciosa. De corazón blanco y carne morada; de sabor dulce y un ligero y suave toque picantillo muy curioso.

Aquella noche, Piú di Prima fue testigo del compromiso que adquirieron cinco mujeres de agradecer el detalle a esas otras dos amigas que habían llegado desde Mallorca, publicando una receta elaborada con tan rico ingrediente y autóctono de la isla de Mallorca.

Mi propuesta emula mucho el aspecto que tiene una zanahoria morada al cortarla en rodajas. Se trata de unas croquetas de zanahoria que contienen un trozo de queso como sorpresa, que volaron en un pis pás del plato, y que nos encantaron al primer bocado. No hay duda de que también se pueden elaborar con zanahorias naranjas.

Estas son las propuestas de mis otras compañeras de batalla:

Aurélie - La Chef A

No tenéis por qué elegir la mejor, porque todas lo son.

Sorpresas zanahoria morada_2

Ingredientes (Para 10 croquetas)
  • 150 gr de zanahoria morada
  • Media cucharada de mantequilla
  • 2 cdas de queso parmesano rallado
  • Un taco de un centímetro de grosor de queso de cabra suave
  • Una pizca de nuez moscada
  • Sal
  • Agua
  • 1 huevo, harina y pan rallado para empanar
Elaboración
  1. Pelamos y cortamos en rodajas de un centímetro de grosor las zanahorias.
  2. Ponemos agua con sal a cocer al fuego y cuando rompa a hervir incorporamos las zanahorias al agua. Cocemos durante una media hora o hasta que estén tiernas. Dejamos escurrir, y si quedara algún excedente del agua de la cocción las podemos envolver en papel de cocina y aplastar con cuidado para ayudar a eliminar el agua.
  3. Secamos el cazo con papel de cocina y ponemos la mantequilla a derretir. Incorporamos las zanahorias y las salteamos.
  4. Trituramos las zanahorias, batimos el huevo y añadirmos la mitad, reservando la otra mitad para empanar. Añadimos el queso parmesano rallado, el pan rallado, la nuez moscada y rectificamos de sal si fuera necesario. Mezclamos muy bien y dejamos enfriar.
  5. Cortamos el taco de queso en cuadraditos del tamaño de un centímetro.
  6. Nos preparamos para el empanado. En un recipiente ponemos harina, en otro la mitad del huevo batido sobrante y en otro el pan rallado - el tipo cracker queda muy bien para estas frituras. Vamos cogiendo pequeñas porciones de la crema de zanahoria, ponemos un cuadradito de queso en su interior y le damos forma de bola de manera que el queso quede perfectamente protegido en su interior y que no se escape en la fritura. Pasamos cada bolita en este orden por harina, huevo batido y pan rallado. Reservamos.
  7. En un cazo pequeño y hondo ponemos aceite a calentar. Una vez que el aceite llegue a la temperatura idónea vamos friendo las croquetas por pequeñas tandas y removiendo a medida que se van dorando. Retiramos a un plato con papel de cocina.
Con algunos cambios, esta receta se encuentra en La Cuchara de Plata.


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