CHUTNEY DE TOMATE
Pues ya hemos inaugurado el mes de diciembre. ¡Pero si parece que hace cuatro días que os conté nuestras andanzas de verano por tierras de Navarra y Asturias! Es asombroso lo rápido que pasa el tiempo. A veces pasa como una ráfaga de aire y apenas te enteras ni de que pasa; y sin embargo otras quisieras ser tú quien se encarga de mover las agujas del reloj más rápidamente.
Y llega diciembre, y llega la Navidad, una festividad que tiene tantos seguidores como detractores. Yo tengo que reconocer que me pongo un tanto sentimental cuando hablo de la Navidad porque me gusta. Me gusta el ambiente de las calles, aunque suene tan superficial, porque con las fechas que corren, sabemos que realmente el ambiente social que respiramos a nuestro alrededor está falto de ilusión. Me gusta tener a la familia cerca para compartir vivencias, sentimientos, opiniones, y sobre todo disfrutar de la comida. Pero a veces es necesario evadirse un poquito, y oxigenar nuestro espíritu con cosas triviales para poder recordar que la vida también puede ser simple y sencilla.
A partir de hoy, y de cara a las fechas navideñas y con el fin de sugeriros ideas culinarias para llevar a la mesa y deleitar a los vuestros, voy a presentaros recetas de fácil elaboración y de presupuesto asequible.
Hoy empiezo con una receta de chutney. Puede que muchos de vosotros no hayáis oído hablar jamás de lo que es un chutney. ¡Que no cunda el pánico! Aquí estoy yo para explicaros lo que es.
En principio la palabra chutney procede del termino hindú chatni, que significa "aplastar", ya que para su elaboración es necesario aplastar los ingredientes. Bueno, aplastar, lo que se dice aplastar, puede que no en todos los casos, pero sí al menos picar menudito. Se trata de una conserva agridulce, de textura similar a la de una mermelada, y en su elaboración intervienen principalmente el vinagre y el azúcar, junto a otros ingredientes como verduras, hortalizas, frutas y una gran variedad de especias como el clavo, la canela, el jenjibre, la mostaza. ¡Así que imaginaros qué explosión de sabor! En la mesa congenia muy bien con los quesos y con las carnes frías. Y si viajamos a las casas más humildes de la India, los autóctonos lo consumen acompañándolo de sus panes planos como el naan, roti o chapati, entre otros. Por muy sorprendente que os parezca, durante mi estancia en Irlanda, muchos de los almuerzos se salvaban con un sandwich de chutney de mango con fiambre y queso.
Esta receta servirá de base para elaborar unos muffins que deleitaron a los que asistieron a la
quedada organizada por Recetas de tía Alia y cuya receta también veréis también por aquí a no mucho tardar.
Mientras tanto, os voy despertando el gusanillo de la gula ... si es que os queréis dejar tentar.
:)
Ingredientes
- 1 kg de tomates
- 250 gr de azúcar moreno
- 150 ml de vinagre balsámico de Módena
- 1 cdta de pimientas variadas
- 50 ml de aceite de oliva virgen extra
Elaboración
- Empezamos escaldando los tomates para pelarlos fácilmente: ponemos agua a calentar en una cazuela, practicamos una cruz en la base de los tomates y cuando el agua comience a hervir, los sumergimos, apagamos el fuego y contamos dos minutos. Refrescamos los tomates bajo el chorro del agua fría pelamos los tomates tirando de las puntas de las cruces con la ayuda de la punta de un cuchillo. Ya veréis lo fácil que sale la piel.
- Quitamos el rabito a los tomates y los cortamos en cuatro cuartos. Despepitamos cada porción, y desechamos el jugo que contiene. Picamos muy pequeño y reservamos en un recipiente.
- En una cazuela ponemos a calentar el aceite, vertemos los tomates, salamos ligeramente y dejamos cocer lentamente, a fuego medio bajo, hasta que se haya evaporado su jugo. Removemos de vez en cuando.
- Añadimos el azúcar moreno, el vinagre balsámico y las pimientas. Subimos la potencia del fuego para llevarlo a ebullición y una vez que rompa a hervir, bajamos la potencia y dejamos cocer a fuego lento hasta que haya desaparecido el líquido casi en su totalidad, entre 45 y 60 minutos.
Notas
- Hay que tener en cuenta que el chutney espesará una vez que se haya enfriado, al igual que la mermelada.
- Con esta cantidad de chutney tuve para rellenar 40 muffins y el resto, cerca de 300 gramos, fue el regalo gastronómico que le hice a mi amiga invisible, Cósima, en la quedada que antes mencioné.
Fuentes:
- Sobre el orígen del chutney: Recetas vegetarianas del mundo. Editorial RBA.
- Del chutney, aquí.
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