MANDARINAS CARAMELIZADAS CON COULIS DE MANDARINA Y CANELA

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Mandarinas caramelizadas_4 

Parece que últimamente, receta que veo, receta que me enamora. ¿Será porque dispongo de tan poco tiempo por vuestras cocinas que receta que veo, receta que disfruto doblemente? No, no creo que mi sensibilidad culinaria sea mayor de un tiempo a esta parte, pero sí es verdad que la receta que hoy os traigo nació de un hechizo a primera vista en cuanto vi la foto en el álbum de Sonia, a quien seguramente que muchos de vosotros conocéis por su fantástico blog L'Exquisit. Esta no es la primera receta que vendo de ella en mi blog, ya que anteriormente publiqué los enrollados de setas, en honor a su cumpleaños, o el pollo al parmesano y romero con salsa de limón, junto a otras tantas recetas que no han visto la luz pero que afortunadamente nuestro paladar sí ha podido disfrutar. Quienes la seguís, ya conocéis su cocina: dinámica, rápida, sin complicaciones, abierta al mundo. Y la receta de hoy, hace honor al espíritu de su blog; no podía ser menos.

Mandarinas caramelizadas_1 

La canela es una de las especias que más me gustan, tanto en dulce, con lo que casi todos la asociamos, como en salado, un reciente descubrimiento en mi cocina. Y el disfrute de estar delante de la sartén, pendiente de las mandarinas, volteándolas delicadamente, al aroma de la canela ... ummm, es una delicia. Estaba deseando que llegara el momento del postre, y como cabía esperar, no me defraudó.

Os animo a preparar este postre ya mismo, y sobre todo para aprovechar la temporada, ya que aún podemos disfrutar de la mandarina, y por unos meses más. Si os animáis, el invierno pasado hice también una cremita de mandarinas y requesón muy rica y fácil de hacer.

Vamos a por la receta. Por cierto, que la que publicó Sonia en su blog está aquí

Mandarinas caramelizadas_3


Ingredientes (4 p)
  • 6 mandarinas grandes
  • 3 cdas. de azúcar + 1 cucharada
  • 3 cdas. de agua
  • 2 cdas. de mantequilla 
  • 2 ramas de canela 
Elaboración
  1. Pelamos dos de las mandarinas, pelamos también sus gajos, con paciencia, usando la punta afilada de un cuchillo, y cortamos los gajos en trozos pequeños. Las ponemos en un cazo pequeño con una cucharada de azúcar y tres cucharadas de agua. Llevamos a ebullición, bajamos el fuego y las dejamos cocer tres minutos. Las trituramos, pasamos por un chino o colador y reservamos. Es importante retirar las hebras blancas para que al triturarlas no transfieran el típico sabor amargo.
  2. Pelamos las cuatro mandarinas restantes, las despojamos de las hebras blancas, tanto las exteriores como la central, y las doramos en una sartén junto con la mantequilla, las ramas de canela y moviéndolas constantemente para que se hagan por todos sus lados, durante unos 6 minutos. Agregamos el azúcar y dejamos caramelizar unos dos minutos. Vertemos el zumo de las mandarinas reservado y calentamos durante un minuto.
  3. Servimos en un plato ligeramente hondo y con el coulis por encima. No dejaréis ni gota de coulis. ¡Qué bueno está!
¿Os animáis a hacer esta receta? Ya sabéis que comer mandarinas es comer la golosina más sana del mundo, y ésta, además, caramelizada y especiada.



Mandarinas caramelizadas_2


No quería marcharme sin agradecer las visitas que recibo y sin disculparme por no poder corresponder vuestras visitas como realmente quisiera. Quienes me siguen incluso se habrán dado cuenta de que el ritmo de mis publicaciones ha disminuido, y cómo no, quienes estaban acostumbrados a recibir mis visitas ya apenas las reciben. Las responsabilidades laborales me llaman, y me ocupan mucho tiempo libre. Pero la responsabilidad de corresponder a quienes siguen mi blog, también me llama, de manera que en la medida de lo posible seguiré publicando recetas para cumplir como tarea como bloguera. Espero que me sepáis disculpar :(

¡Feliz semana!

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PAN BLANCO DE LINDA COLLISTER

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Pan blanco Linda Collister_3 

Ella lo sabe. Se lo he dicho. Mil y una veces, incontables. Que lo que ella hace con el pan es increíble. Ella es Salomé. Un día llegó a mi blog, yo le devolví la visita, y lo que siguió solo ella y yo lo sabemos. Una relación de admiración por mi parte. Admiración por su buen hacer en el mundo del pan. Llegas un día, y ves una receta de un pan. Vuelves a los días, y hay otra receta de pan. Pero es que lo que ella hace con el pan es un reto de superación personal que aprueba con matrícula cada vez que publica uno nuevo. No es llegar a su blog y ver que simplemente tiene una receta más de pan. Ese "MÁS" se escribe con letras mayúsculas, porque supone que una vez MÁS se ha superado. Me deja boquiabierta. Ya no sé cómo reaccionar cuando voy a su blog, porque cada día que cuelga una receta de pan me maravilla más que con la anterior.

Gracias a ella me adentré en el "mundo pan", y gracias a ella conocí que gracias a la masa madre se pueden conseguir panes riquísimos. Y gracias a ella hoy os traigo una receta que me encantó desde el primer momento, y especialmente porque no requiere tiempos prolongados de levado y el resultado es ... ¡espectacular! Un pan como el que veis, tostado y crujiente en su corteza y con una miga tierna, suave, esponjosa ... La pena es no poder apreciar bien los alveolos de mi pan, porque se terminó de hacer poco antes de poner la comida en la mesa y aún templado tuve que cortarlo para hacerle la foto de rigor. Pero os aseguro que su interior es tan bonito como tierno. Podéis ver el pan blanco de Linda Collister que hizo Salomé aquí.

Pan blanco Linda Collister_2


Y el elemento levador en este pan es un trozo de masa vieja. Esta masa vieja es un pedazo de masa de pan levada una vez. Y ese pedazo de masa puede provenir directamente de la misma masa de pan para pizza, como fue mi caso. Retiramos la cantidad que necesitemos, en este caso unos 100 gramos, y lo podemos congelar. Cuando vayamos a utilizarlo, lo podemos dejar levar en la nevera directamente, en un recipiente pequeño engrasado y cubierto con papel film. Por la mañana habrá levado de nuevo, y es en ese estado en el que lo añadiremos a los demás ingredientes que necesitamos para hacer este pan ... si queremos, porque es opcional. Desconozco el resultado de este pan blanco de Linda Collister si la masa vieja, pero Salomé asegura que mejora mucho el pan.


Pan blanco Linda Collister_4


Y sin más, que no menos, pasamos a la receta.

Ingredientes para una hogaza grande 
  • 500 gr. de harina con un 11% proteína + 1 cucharada de gluten*
  • 6 gr. de levadura seca de panadería ó 13 gr. de levadura fresca
  • 6 gr. de sal
  • 250 - 300 gr. de agua tibia
  • 100 - 125 gr. de masa vieja (opcional)
* se puede sustituir por 510 gr. de harina de fuerza

Elaboración
  1. Los ingredientes deben estar a temperatura ambiente. Podemos templar la harina durante unos minutos en el horno a 150º C o en el microondas a máxima potencia durante 15 segundos. El agua debe estar tibia, a la misma temperatura que nuestro cuerpo, pues de lo contrario, la levadura moriría.
  2. Amasado: Si tenéis panificadora, cosa que yo no tengo, pesamos todos los ingredientes en la cubeta de la panificadora y elegimos un programa de amasado. Lo paramos a los 6 minutos y dejamos reposar la masa durante 10 - 15 minutos. En este tiempo la  harina se hidrata y durante el segundo amasado podremos añadir un poco si la masa está blanda y pegajosa o un poco de agua si está seca y se desmenuza o si en el fondo de la cubeta aún queda harina.  Debemos ir añadiendo, tanto el agua como la harina, en pequeñas cantidades y dejar que se integren. Lo ideal es cucharada a cucharada.
  3. Amasamos de nuevo durante 6 - 8 minutos hasta que la masa se vea suave y elástica, sacamos a un bol aceitado y lo metemos en una bolsa de plástico. Lo ideal es mantenerlo alejado de corrientes, y el horno apagado es un buen sitio. Para comprobar si la masa está lista hay que estirar un poco entre los dedos pulgar e índice hasta dejarla muy fina, casi traslúcida y elástica. El aspecto general debe ser homogéneo y sedoso. Este tipo de masa no es en absoluto pegajosa.
  4. Levado: La masa debe levar hasta que doble su tamaño y procuraremos que no leve en exceso pues podría colapsarse luego en el horno. Si está levada, no recuperará su forma si la presionamos con la punta del dedo. Podemos calcular una hora en un ambiente cálido, una hora y media a temperatura ambiente y dos o tres horas en un lugar frío. También podemos dejarla hasta el día siguiente en la nevera. En este caso, sacamos la masa de la nevera antes de hornear y dejamos que se temple.
  5. Formado: Aplastamos una o dos veces la masa levada para deshincharla. Las burbujas grandes de aire quedarán redistribuidas por lo que el pan finalizado tendrá una miga homogénea, si nos gusta que la miga tenga algunos agujeritos no es necesario aplastarla. Y yo no la aplasté.
  6. Amasamos suavemente la masa dándole forma de bola sin trabajarla demasiado, un pan desigual es preferible a uno duro. Colocamos la bola sobre un papel de hornear, la cubrimos bien de harina, repartiéndola con la palma de la mano, y con una cuchilla, o cuchillo bien afilado, le damos unos cortes de cierta profundidad y con decisión. A continuación lo cubrimos con un paño para resguardarlo de corrientes. Debe levar  en un ambiente cálido hasta que haya doblado su volumen, para lo cual tardará entre 45 minutos y una hora. Mientras precalentamos el horno a 220ºC.
  7. Horneado: Introducimos una cazuelita de barro con agua para generar vapor, y cocemos el pan durante 15 minutos a 220º. A continuación bajamos la temperatura a 200º, y horneamos 20 minutos más, o hasta que el pan esté tostado.

Y ya habéis visto el resultado. ¿Qué os ha parecido? Pues comerlo, mejor aún.

Pan blanco Linda Collister_1  

Notas:
  • Yo no tengo panificadora, así que amasé el pan con la thermomix 31 en la función de amasado, programando cinco minutos en el primer amasado. La desgasificación la hice a mano, que eso es un gustazo.
  • Si no disponéis ni de thermomix, ni de panificadora, no queda otra que amasar a mano. Primero, mezcla los ingredientes en un recipiente amplio con  una cuchara de madera, y luego pasa a las manos hasta conseguir una masa suave, fina y uniforme.

 

       

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