BRIOCHES DE CAQUIS
Dicen que las personas retenemos recuerdos de nuestra infancia a partir de los cinco años de edad. Debe ser por eso por lo que no recuerdo el día que comenzaron a formar parte de mi vida frutas tan cotidianas como la manzana, la pera, el plátano o la naranja. Seguramente que muchos de vosotros, siendo padres o madres jóvenes, como es mi caso, recordáis cuándo esas frutas comenzaron a formar parte de la dieta de vuestros hijos, porque para ello se sigue, normalmente, la recomendación del pediatra.
Sin embargo, sí que recuerdo que frutas como el caqui, el kiwi o el aguacate entraron tímidamente en mi casa. Un día ves en el frutero una fruta nueva y le preguntas a tu madre: "¿Qué es eso?", y tu madre te responde: "Un caqui", y una frunce el ceño extrañada por el nombre y porque a partir de ese momento la palabra caqui no solo designaría un color, sino una fruta también. Y pasa un día, y el caqui sigue en el frutero, y pasa otro, y sigue ahí, y otro día más y que nadie se atreve a hincarle el diente. Y lo mismo pasó con e kiwi, o como familiarmente lo llama una de mis tías, el huevo de mono.
Hoy en día el caqui, el kiwi, el aguacate, y otros productos de allende los mares forman parte de la estantería de cualquier frutería. Recuerdo que los primeros caquis que llegaron a España eran de carne como gelatinosa, muy dulce, y que llegados a su extremo de maduración, llegaban casi a deshacerse en las manos, y lo más recomendable era comerlo con cuchara. Hoy en día sé que el motivo por el que dejaba el paladar y la lengua ásperos es porque se dejaba madurar en el árbol, y para precisamente evitar que sea tan astringente, hay que recolectarlo del árbol antes de que madure. La variedad de la que estoy hablando es la persimon, de color naranja oscuro, llegando a ser rojo cuando está maduro y de sabor y textura muy dulce y suave. Otra variedad que podemos encontrar hoy en los comercios en es sharoni, de forma similar a la de un tomate, de carne prieta e igualmente dulce, y que es el que he elegido para la receta de hoy.
¿Y de dónde viene el caqui? De China y de Japón, aunque en España, las provincias de Castellón y Valencia son grandes productoras de esta fruta, e incluso la Ribera del Xúquer puede presumir de su propia denominación de origen.
¿Y qué os parece la receta de hoy? Brioches de caquis. Tengo que confesaros que cuando vi esta receta en el blog de Mercé me enamoró por lo fotogénicos que le quedaron, así que no tardé mucho en hacerlos, y no me defraudaron en absoluto. Sabéis que el brioche es un pan dulce francés, pero de un dulce muy sutil, de forma que el dulzor natural del caqui le da un gusto muy rico y particular. Lo que es totalmente recomendable es sacar los brioches del horno en cuanto veamos que comienzan a dorarse para evitar que la masa se reseque en su interior.
¿Os animáis a hacerlos?
Ingredientes
Para 4 brioches de unos 20 centímetros de diámetro:
- 250 gr. de harina
- 40 gr. de azúcar glas
- 50 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
- 150 ml. de leche tibia
- 1 huevo, separando la yema de la clara
- una pizca de sal
- 15 gr. de levadura prensada de panadero, o un sobrecito de levadura deshidratada
- 2-3 caquis
- 1 cda. de esencia de azahar
Para la glasa
- 1 hoja de gelatina neutra
- 25 ml. de agua
- 50 gr. de azúcar glas
Elaboración
Sin Thermomix
- En un vaso disolvemos la levadura, tanto si es la prensada como la deshidratada, en la leche tibia con una pizca del azúcar glas.
- En un recipiente grande mezclamos la harina, el azúcar y la pizquita de sal.
- Añadimos la mantequilla cortaza en daditos previamente y la deshacemos en la mezcla de harina con las yemas de los dedos hasta conseguir una textura como de migas.
- Separamos la yema de la clara e incorporamos la yema, mezclamos bien, y añadimos la leche tibia en la que hemos disuelto la levadura, y la esencia de azahar y amasamos hasta que quede una masa de textura homogénea y suave. Esto nos llevará unos diez minutos aproximadamente. Al principio se nos pegará la masa a las manos, pero terminará por ser fácil y agradable de manejar. Formamos una bola y la guardamos en un recipiente tapada con un paño y alejada de corrientes de aire durante una hora o hasta que doble su volúmen.
- Precalentamos el horno a 210º. Dividimos la masa en cuatro porciones de igual peso y trabajamos cada una para desinflarla sobre una superficie enharinada y les damos forma de bola, aplastandolas posteriormente hasta darle un tamaño de 20 centímetros aproximadamente, dejando el borde un poco más grueso que el centro. Colocamos cada brioche en una fuente de horno cubierta con papel de horno
- Lavamos los caquis y los cortamos en láminas de medio centímetro de grosor. Pinchamos el centro de cada brioche con un tenedor y distribuimos las láminas del brioche alrededor como si fueran pétalos, colocando en el centro el pedúnculo del caqui para que quede más bonito.
- Batimos la clara reservada y pintamos con ella los brioches. Horneamos unos diez minutos, hasta que los brioches comiencen a dorarse.
- Mientras vamos preparando la glasa. Hidratamos la gelatina en un recipiente pequeño con agua templada, que no haya hervido, durante cinco minutos.
- En un cazo mezclamos el agua y el azúcar y lo cocemos a fuego medio-bajo hasta conseguir un jarabe. A continuación añadimos la gelatina escurrida y removemos para disolverla bien.
- Una vez sacados los brioches del horno, los dejamos templar y los pintamos con esta glasa.
Con Thermomix 31
- Ponemos la leche, el azúcar y la mantequilla en el vaso y programar 2 minutos, 37º a velocidad 2.
- Agregamos la levadura y la yema de huevo mezclando 5 segundos en velocidad 4.
- Incorporamos la harina, la sal y la esencia de azahar, y mezclamos 15 segundos a velocidad 6. Programamos de nuevo para amasar durante 3 minutos, vaso cerrado y velocidad espiga.
- Dejamos reposar la masa en el vaso durante una hora o hasta que doble su volumen.
- Precalentamos el horno a 210º. Volcamos la masa sobre una encimera enharinada, amasamos un poco con las manos enharinadas y la cortamos en cuatro porciones. Les damos forma de bola, aplastandolas posteriormente hasta darle un tamaño de 20 centímetros aproximadamente, dejando el borde un poco más grueso que el centro. Colocamos cada brioche en una fuente de horno cubierta con papel de horno
- Lavamos los caquis y los cortamos en láminas de medio centímetro de grosor. Pinchamos el centro de cada brioche con un tenedor y distribuimos las láminas del brioche alrededor como si fueran pétalos, colocando en el centro el pedúnculo del caqui para que quede más bonito.
- Batimos la clara reservada y pintamos con ella los brioches. Horneamos unos diez minutos, hasta que los brioches comiencen a dorarse.
- Mientras vamos preparando la glasa. Hidratamos la gelatina en un recipiente pequeño con agua templada, que no haya hervido, durante cinco minutos.
- En un cazo mezclamos el agua y el azúcar y lo cocemos a fuego medio-bajo hasta conseguir un jarabe. A continuación añadimos la gelatina escurrida y removemos para disolverla bien.
- Una vez sacados los brioches del horno, los dejamos templar y los pintamos con esta glasa.
¿Os animáis a hacerlos? Tenemos caquis en el mercado hasta marzo. ¡Venga!
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