"WHOOPIE PIES" DE CHOCOLATE

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¡Yupiiiii!

¡Qué guay!

¡Cómo mola!

¡Me lo pido!

¿Con qué etapa de vuestra vida relacionáis estas expresiones? Estoy segura de que muchos coincidís en la misma respuesta: la infancia. Todos tenemos recuerdos memorables de aquella divina etapa de nuestra vida en la pensábamos que todo el mundo era feliz porque nosotros también lo éramos, etapa en la que bajábamos a jugar a la calle solos, a comprar el pan solos, porque era impensable que nos pudiera pasar algo, una etapa en la que pensábamos que no había nada de malo por tirar por la alfombra del salón todos los clicks de Famóbil - hoy e día Playmobils - y montar nuestras historias fantásticas donde los buenos siempre ganaban y los malos siempre eran derrotados, y una etapa en la que si nos aburríamos y no sabíamos a qué jugar, es que tampoco teníamos tantos juguetes para escoger. Pero aún así, siempre acabábamos entreteniéndonos de alguna forma. Hoy, sin embargo, no ocurre nada de ésto.


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¿No fue ésta una etapa dorada en nuestras vidas?

Pisar el césped con los pies desnudos, tirarte de la bici en marcha porque sabías que no te iba a pasar nada, cortarle el rabo a las lagartijas para vérselo mover frenéticamente y de forma que parecía que te iba a saltar a los ojos, garabatear tu nombre en la puerta del baño del cole o del instituto, hacer lanzamientos de guijarros con un tirachinas desde un escondite al culo de quien pasara por allí, comernos el bote de la Nocilla con el dedo ... ¿Cuántos recuerdos tienes tú?


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Hoy os traigo unas whoopie pies, unas galletas de textura abizcochada que van rellenas de una crema esponjosa y suave y que en su conjunto forman un sandwich. La palabra whoopie es una exclamación que para nosotros los españoles equivale a "¡yupi!", y si te atreves a pronunciarla en inglés (/wúpi/), hasta te resultará graciosa, y entenderás la relación entre la exclamación y los recuerdos de infancia.

Existe mucha controversia sobre en qué estado de aquel inmenso país llamando Estados Unidos se originaron estos bizcochitos. Para unos, su origen está en el estado de Pensilvania y dentro de sus habitantes, los orígenes nos llevan al pueblo Amish; "whoopie!" era la exclamación que lanzaban los niños cuando abrían los recipientes de su almuerzo y veían estos bizcochitos. Pero tanto si sus orígenes se encuentran aquí o no, lo que es cierto es que hay una rica cultura en este estado en torno a los whoopie pies, y que incluso celebra un festival en su honor.

Para otros, sus orígenes están en el estado de Maine. Dicen que allí una mujer pastelera tuvo un excedente de masa para hacer bizcochos y lo empleó para hacer estos bizcochitos, los untó de crema, los unió en forma de sandwich y la expresión que emitió cuando vio lo bien que le habían salido fue "whoopie!!"

Parece que en Boston, capital del estado de Massachussets, se encuentra la tercera versión de la discordia. Un panadero creó los whoopie pies para dar salida al producto que se convertiría en el relleno estrella: la crema de malvaviscos (marshmallows fluff). Hoy por hoy, este "misterio" está aún por resolver.

Whoopie pies


Ingredientes

Para la masa
  • 2 tazas (280 gramos) de harina
  • 1/2 taza (50 gramos) de cacao en polvo sin azúcar
  • 1 cdta. de bicarbonato
  • 1/2 cdta. de sal
  • 1/2 taza (100 gr.) de mantequilla cortada en cuadraditos
  • 1 taza (200 gr.) de azúcar moreno
  • 1 huevo
  • 1 cdta. de extracto de vainilla
  • 1 taza (250 gr.) de buttermilk (*) (suero de leche)
Para el relleno (cream cheese frosting - cobertura de queso)
  • 1/2 taza (60 gr.) de mantequilla a temperatura ambiente
  • 225 gr. de queso crema
  • 1/2 cdta. de extracto de vainilla
  • 2 tazas (310 gr.) de azúcar glas


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Elaboración

De la masa
  1. Precalentamos el horno a 180º.
  2. En un recipiente mezclar la harina, el cacao, el bicarbonato y la sal, y tamizarlos. Reservar.
  3. En otro recipiente, batimos la mantequilla con el azúcar moreno hasta que ambos ingredientes estén perfectamente bien incorporados. Añadimos el huevo y el extracto de vainilla y seguimos batiendo. Incorporamos la mitad del buttermilk, o suero de leche y seguimos batiendo.
  4. Añadimos la mitad de la mezcla de la harina, mezclamos, vertemos el resto del buttermilk, mezclamos, e incorporamos el resto de la mezcla de harina.
  5. Preparamos una manga pastelera y la llenamos con la masa.
  6. Preparamos una bandeja de horno cubierta de papel parafinado y con la ayuda de la manga pastelera vamos formando bolitas del tamaño de una nuez, dejando un espacio de unos 5 ó 6 centímetros entre cada una porque se expanden. Horneamos a 180º unos 15 minutos.
  7. Sacamos la bandeja del horno, y pasamos los bizcochitos a una rejilla para que terminen de enfriarse. Necesitaremos hacer una segunda hornada.
De la cobertura
  1. Mezclamos todos los ingredientes en un recipiente y guardamos la crema en la nevera.
(*) Del buttermilk

Hay algunos comercios, como Aldi y la tienda Gourmet del El Corte Inglés donde podéis encontrar el buttermilk, pero también podéis elaborarlo en casa, aunque es más líquido. Dos procedimientos: un vaso de leche (250 ml) al que añadimos media cucharada de zumo de limón. o media cucharada de cremor tártaro. Removemos y dejamos reposar quince minutos. Ya está listo.


Montaje

Una vez que los bizcochitos estén fríos, tenemos que formar sandwiches, así que untamos la mitad de los bizcochitos con la crema, bien usando una espátula para untar o con la manga pastelera, y los cubrimos con la otra mitad.


Si habéis sido capaces de llegar hasta aquí, el final, y haberos leído toda la entrada, os estoy más que agradecida, y señal será de que os ha resultado amena e instructiva. Por éso os merecéis una bandeja de estos whoopie pies. ¿Queréis? Ja ja ja.

Fuente: Historia de los Whoopie pies



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ROLLITOS DE POLLO RELLENOS DE MERMELADA DE HIGO SOBRE TORTA DE PATATA

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¿

Alguna vez os habéis preguntado el significado de ciertas locuciones (o expresiones, en jerga callejera) que usamos diariamente? Veamos ...

"La disciplina en esta clase brilla por su ausencia". ¿Cómo podemos saber si algo brilla si precisamente está ausente? ¿O es que es su destello el que nos obnubila y no nos permite ver la realidad de lo que está ahí?

Otra ...

"Coge el paraguas que está lloviendo a cántaros". ¡Madre mía! Ni se te ocurra salir a la calle. ¿¡Qué loco está haciendo limpia en su casa y tirando cántaros como quien sacude el trapo del polvo!?

Más ...

"Vaya pollo el que montó la buena señora en la tienda". ¿Cómo es éso de montar un pollo? ¿Se monta un pollo igual que se monta el árbol de Navidad? De verdad ..., las extravagancias de algunos no tienen límite para dar la nota ...

Pues mi pollo particular lo he montado de una forma muy sencilla y sabrosa. He cogido unos contramuslos de pollo hechos filetes, los he rellenado de mermelada de higo, los he envuelto de una loncha de bacon, los he atado con un trocito de cuerda de bramante para darle un toque chic y he acostado al pollo en una camita crujiente de patatas tipo paja. Y estaban tan cómodos y calentitos al horno, que se han dejado hacer y luego comer.


Rollitos pollo mermelada higo_0

Aquí va la receta:

Ingredientes (Para 3 personas)
  • 3 contramuslos de pollo deshuesados y hechos filetes (pueden ser filetes de pechuga), limpios de grasa
  • 100 gramos de mermelada de higo (se puede adquirir en grandes superficies)
  • un puñadito de nueces picadas toscamente (puede ser otro fruto seco de vuestro gusto)
  • 3 lonchas finas de bacon ahumado
  • 2 cucharadas de zumo de limón
  • un chorrito de vino blanco
  • 3 patatas grandes - una por comensal - para las tortas
  • aceite de oliva virgen extra
  • sal
  • pimienta

Rollito pollo relleno higo_1


Elaboración

Para los rollitos
  1. Precalentamos el horno a 200º.
  2. En un recipiente pequeño mezclamos la mermelada de higo con las nueces troceadas. Reservamos.
  3. Extendemos los filetes de contramuslo y los rellenamos con la mezcla de la mermelada. Nos sobrará un poquito que reservaremos.
  4. Eliminamos las posibles ternillas y la corteza a las lonchas de bacon y envolvemos los filetes, dejando los extremos de las lonchas, la parte menos presentable, debajo de los filetes para que no se vean. Atamos con un trozo de hilo de bramante, o sujetamos con unos palillos.
  5. Extendemos unas cucharadas de aceite de oliva virgen extra en el fondo de una fuente de horno y disponemos los rollitos encima.
  6. En el recipiente en el que teníamos reservada la mermelada que nos había sobrado, exprimimos el zumo de limón. En este punto, podemos poner un colador para que la pulpa del limón no caiga en la mermelada. Echamos una cucharada de aceite, el chorrito de vino blanco, salpimentamos, mezclamos y pincelamos los rollitos con esta salsa.
  7. Introducimos la fuente en el horno, a media altura, con calor superior e inferior, y dejarmos cocinar entre 15 y 20 minutos, según hornos.
Para la cama de patatas paja
  1. Pelamos y rallamos las patatas en forma de patatas paja con la ayuda de una mandolina, de un cuchillo (lo cual requiere algo más de trabajo), o de cualquier otro utensilio. También podéis hacer una flor de patata. No es conveniente lavar las patatas para que conserven su almidón, que hará de pegamento con la patata y así la torta quedará consistente.
  2. En una sartén pequeña, ponemos a calentar un par de cucharadas de aceite, y vertemos una parte de la patata rallada, la distribuimos bien para que ocupe todo el fondo de la sartén, la aplastamos con una espátula, salamos, y dejamos hacer despacito a fuego suave. Volteamos la torta cuando creamos que ya está hecha, usando unas espátulas de cocina, y dejamos dorar hasta que la torta adquiera un tono ligeramente dorado y que quede crujiente. Retiramos y reservamos
  3. Seguimos los mismos pasos para elaborar las otras dos tortas.

Montaje

En un plato ponemos una torta de patata como fondo y encima un rollito de pollo aderezado con parte de la salsa que habrá sobrado de la cocción en el horno.


Esta receta la vi en el blog de asj, Canelita en rama, un blog de cocina sencilla, sin grandes artificios. Pero, ¿quién ha dicho que la cocina tenga que se artificiosa para ser suculenta?


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CREMA DE MANDARINAS

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¿

Qué tiene que ver la mandarina con Alejandro Magno, con la tabla de colores, con China? Pues más de lo que os pensáis. La mandarina es una fruta de origen chino; su nombre se debe al color que posee y que es el que teñía las vestimentas de los gobernantes chinos, antaño conocidos como mandarines. La mandarina es originaria de Indochina y del sur de China y fue introducida en Europa por el gran Alejandro Magno a raíz de sus viajes conquistando medio mundo, aunque su cultivo no se introdujo hasta el siglo XIX. En España, el 90% de la producción de mandarinas se localiza en la Comunidad de Valencia.


Crema mandarinas_1


Desde septiembre hasta finales del invierno podemos encontrar la mandarina en su máximo esplendor. De forma redonda y achatada, y de sabor muy dulce, se convierte en una magnífica golosina, que se transporta y se manipula tan fácilmente como un plátano.


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Y aprovechando esta deliciosa golosina, y que estamos en plena época de conseguir mandarinas de piel fina y fruto jugoso, os traigo un postre delicioso y más fácil de hacer que pronunciar las cuatro sílabas que forman esta palabra: MANDARINA.


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Ingredientes


Para la crema de mandarinas
  • 250 ml. de zumo de mandarinas
  • 250 ml. de agua
  • 100 gr. de azúcar
  • 30 gr. de harina de maíz
  • 2 huevos
Para la crema de requesón
  • 250 gr. de requesón
  • 3 cdas. soperas de miel


Crema mandarinas_4


Preparación

Para la crema de mandarinas
  1. Exprimir las mandarinas hasta conseguir 250 ml de zumo, aproximadamente un kilo en total.
  2. En un vaso echamos un poco de los 250 mililitros de agua y diluímos la harina de maíz. En un recipiente pequeño batimos los dos huevos y a continuación incorporamos la harina diluída.
  3. En un cazo calentamos el zumo de las mandarinas, el azúcar y el resto del agua, pero sin dejarlo hervir. Lo dejamos enfriar un poco y vertemos la mezcla de los huevos. Mezclamos bien, y si fuera necesario, echamos mano de una batidora.
  4. Colamos la crema por si quedara algún grumo, y se devuelve al cazo. Se calienta y removemos para que no se pegue al fondo. En el momento que rompa a hervir, empezará a espesar. Retiramos del fuego y dejamos enfriar un poco.
Para la crema de requesón
  1. En un recipiente pequeño vertemos el requesón y lo aplastamos con un tenedor. Añadimos las cucharadas de miel y mezclamos bien hasta que los dos ingredientes queden bien incorporados.
Montaje

En unos cuencos vistosos, ponemos como un dedo de requesón con miel, y lo cubrimos con la crema de mandarinas. Dejamos enfriar a temperatura ambiente, y una vez frías, las guardamos en la nevera. Adornar al gusto.

Consejos

Conviene consumir este postre cuanto antes, porque el requesón tiende a agriarse en un par de días como lácteo que es. Es un postre delicioso, de textura muy suave y que encanta a los niños.

La receta la ví en el blog Cocina para golosos, un blog con unas recetas fantásticas y con una fotografía preciosa. Visitadlo, por favor, le haréis un favor a vuestros sentidos.

Fuente: Alimentación sana

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LENTEJAS ESTOFADAS CON RABO DE TERNERA

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Á

quello de "lentejas: si quieres las comes y si no, las dejas", fue algo que en mi infancia no funcionó en casa, y si las quería, me las comía, y si no, también. Las legumbres no eran mi devoción, y tenían un pase los garbanzos, pero las lentejas, no. Mi madre determinó hacerlas puré, y ésa era la única forma en que me las comía. Con otras comidas ella era un "poco" más transigente, y por ejemplo, del arroz con conejo, me quitaba el conejo y me hacía un filete de pollo. Bueno, ésto comenzó a ocurrir a partir de pillarla en su engaño diciéndome que el conejo era pollo. Y sin embargo, hoy en día me gusta prácticamente todo, aunque el conejo me lo sigo comiendo con reparo. Y todo por una tontería: mi abuela materna tenía conejos, y siempre que volvíamos a Madrid, mataba unos cuantos para traerlos, y la imagen de los conejos, colgados de una cuerda, con un hilo de sangre chorreando, me daba un repelús de miedo. Hoy en día, éso está superado, y si hay que comer conejo, pues bueno ... lo como, pero no es santo de mi devoción.

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Con las lentejas me pasó algo curioso. El pasar hambre me hizo cambiar de actitud hacia ellas. En mis tiempos estudiantiles viviendo en Irlanda, en la casa en la que vivía la comida estaba desamparada; para la dueña de la casa, la cocina no era su devoción, y comer bien, no comí ni un solo día de los cuatro meses que pasé allí. Éso me hizo poner unos cuantos kilos de más, pero me hizo echar de menos hasta las lentejas que hacía mi madre, y lo primero que quise comer cuando volviera a España eran lentejas. Mi madre, naturalmente, no me creyó y no me las hizo. Pero, ¿podéis creer que a partir de entonces comenzaron a gustarme? Con todas estas historias no voy más que a justificar el sin sentido en el que nos apoyamos muchas veces a la hora de decir que algo no nos gusta; muchas veces no hay un motivo de peso.

De siempre hemos oído que las lentejas son muy ricas en hierro. Éste es un falso mito ... en parte. Es cierto que las legumbres en general son ricas en calcio, pero hay otros alimentos que lo son aún más: las carnes rojas, el hígado, los frutos secos, los cereales, el marisco. Lo que ocurre con el hierro de las lentejas es que al ser de origen vegetal, no es absorbido en su totalidad por nuestro organismo si no tiene un apoyo de otra proteína (carne, patata, arroz), o de vitamina C, y hay que evitar la ingesta de alimentos ricos en calcio para potenciar la absorción del hierro. Aquí podréis saber un poco más sobre alimentos ricos en hierro.

Y la receta que os traigo hoy es un claro ejemplo de cómo comer lentejas: una base de legumbres y verduras con una porción de rabo de ternera como guarnición. Esta receta se la debo a Ana, una magnífica bloguera a quien seguramente much@s de vosotr@s conoceréis, y si no, ya estáis tardando en visitarla. Y es que la cocina de Ana siempre huele bien, seguro que sí, y siempre ha de tenerla bien limpita por el cuidado y el detalle con que nos muestra sus platos. Y si no os lo creéis, podéis entrar en su cocina como entró la televisión esta semana pasada. Ana celebra sus tres años en este mundo blogueril, y comparte con nosotr@s sus experiencias en este mundo tecnológico y que seguramente much@s de vosotr@s también compartís con ella. ¡Espero que sigas en este mundillo durante mucho tiempo más, Ana!

Y bueno, vamos a la receta ...

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Ingredientes (Para 3 personas)
  • 3 trozos de rabo de ternera (o de toro)
  • 150 gr. de lentejas
  • 1 zanahoria
  • medio puerro
  • medio vaso de vino tinto
  • 2 dientes de ajo
  • chorizo - cantidad a elegir según gustos
  • 1 patata grande
  • 1 cdta. de pimiento choricero o ñora
  • 1 hoja de laurel
  • 1 chorrito de vinagre (opcional)
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Sal
  • Agua
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Elaboración
  1. Poned a remojo las lentejas según tengáis costumbre. Yo uso lenteja pardina, así que no la pongo en remojo; simplemente la lavo antes de ponerla a cocer.
  2. Salamos los trozos de rabo. En una olla a presión, ponemos a calentar unas cucharadas de aceite, sellamos los trozos de rabo a fuego fuerte por todos los lados. Retiramos y reservamos.
  3. En el mismo aceite (añadimos un poco más si fuera necesario), pochamos la zanahoria y el puerro que habremos pelado y troceado previamente. Salamos y removemos con frecuencia. Transcurridos unos 4 minutos, vertemos el vino, dejamos evaporar el alcohol durante unos segundos, incorporamos los trozos de rabo, la hoja de laurel y echamos agua hasta cubrir la carne. Salamos. Tapamos la olla, ponemos la válvula y los dejamos cocer durante una hora a partir del momento que la válvula comience a silbar.
  4. Dejamos enfriar la olla, y una vez que haya soltado todo el vapor, la abrimos, sacamos los trozos de rabo y los dejamos en un plato aparte enfriándose. Colamos el caldo en la cazuela en la que coceremos las lentejas y echamos las verduras en un vaso de batidora para triturarlas y reservarlas posteriormente.
  5. Ponemos las lentejas, ya lavadas, en la cazuela con el caldo de haber cocido el rabo, ponemos el chorizo y la patata cortada en chasquidos para que el caldo salga espesito. Llevamos a ebullición y dejamos cocer a potencia baja unos 40 minutos.
  6. Transcurrido este tiempo, en una sartén pequeña doramos los dos dientes de ajo laminados, añadimos la cucharadita de carne de pimiento choricero (o ñora), removemos, y el chorrito de vinagre, si nos gusta. Vertemos este sofrito en la cazuela, removemos, añadimos las verduras que habíamos triturado y comprobamos el punto de sal para rectificar o no. Dejamos cocer por 20 minutos más.
  7. Mientras tanto, con los trozos de rabo ya estarán fríos, vamos desprendiendo la carne del hueso con las manos y la reservamos.
Montaje

Servimos las lentejas en los platos con los trozos de patata y de chorizo y lo acompañamos con la carne del rabo de ternera en el centro o en un ladito. ¡Y a disfrutar!

Nuestra experiencia

Comer un plato de lentejas, acompañadas de su patatas, su porción de chorizo, la carne desmenuzada y el sabroso caldito, enriquecido con las verduras fue todo un disfrute. Un plato que nos gustó muchísimo, que se convertirá en una de mis recetas de "fondo de la alacena", y que os recomiendo encarecidamente.

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TERNERA CON PIMIENTOS AL ESTILO CHINO

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oy, día 2 de febrero de 2011, es para la comunidad china el día de la víspera del Año Nuevo Chino, y desde este día hasta el 17 del mismo mes, celebran la milenaria Fiesta de la Primavera o Guo Nian, y que significa "el paso de la bestia", el paso de la bestia Nian. Según cuenta la leyenda, hace miles de años, se creía que este monstruo bajaba desde las montañas entre el primer y el décimo quinto día del mes lunar para devorarse a los habitantes de la zona. Por este motivo, la gente permanecía encerrada en sus casas, hasta que un día, un sabio anciano pensó que lo que el pueblo tenía que hacer era combatirlo, pues el miedo del pueblo lo hacía aún más fuerte. Una noche, entonces, el pueblo se armó de tambores y campanas para hacer ruido, explotaron petardos e hicieron fuego con el fin de espantarlo. Y lo consiguieron. Es éste el motivo por el que la población china luce vistosos colores en sus ropas, lanzan petardos, suenan gongs y platillos en los desfiles que se organizan en sus calles para conmemorar aquel milenario evento.

Es tradición en la víspera del año nuevo, realizar una limpieza general de la casa y después de la misma, todas las escobas, cepillos, plumeros y cualquier utensilio de limpieza los colocan fuera de la vista. Queman incienso en todos los rincones y hacen sonar una campana de metal para limpiar las energías.

Desde el punto de vista gastronómico, las mesas de las familias chinas están repletas de comida, como pasa con las españolas, pero China es un país tan inmensamente grande, que las tradiciones son variadísimas. No falta el pescado; siempre prefieren comer pescado a carne, porque dicen que así se aseguran una vida larga y feliz, luego están los dumplings, una especie de bolas de masa hervida, la típica torta de Año Nuevo, semillas de melón y dulces chinos.

El año 2011, según el calendario chino, es el año del conejo, el emblema de la longevidad. El conejo simboliza la gracia, los buenos modales, el consejo sano, la bondad y la sensibilidad. Las personas nacidas bajo este signo llevarán una vida tranquila, y en paz, en un entorno armónico. El conejo tiene un espíritu artístico y minucioso. Puede ser también callado, a veces triste, y ajeno incluso al prójimo.

Y hablar sobre el Año Nuevo Chino tenía que venir acompañado de una receta perteneciente a la gastronomía china. Una receta que conocí a través de Mercado Calabajío, que ya me ha servido de inspiración en otras ocasiones. Si aún no conocéis esta weblog, os invito a hacerlo cuanto antes.

Ternera estilo chino_2


Estoy segura de que muchos conoceréis esta receta. Si sois amantes de la gastronomía china y visitáis este tipo de restaurantes, os puedo asegurar que este plato tiene el toque típico chino. ¿Y qué toque es ése? Es imposible describirlo, porque la mezcla de sabores como el apio, el jenjíbre, la salsa de soja, el caldo, las verduras ... hace que esta receta tenga un sabor especial, pero genuínamente chino.


Ingredientes (Para 4p.)
  • 2 filetes de ternera tiernos (babilla, cadera, cielo, ...)
  • 4 pimientos verdes medianos
  • 1 cebolleta
  • 1 diente de ajo
  • 1/2 vaso de caldo de pollo, preferiblemente casero
  • 2 cdas. de vino
  • 1 cda. de salsa de soja
  • 1 cda. de harina de maíz
  • 1 cda. de miel o de azúcar moreno
  • un trocito de apio de unos 5-6 centímetros de largo
  • 1/2 cdta. de jenjíbre en polvo
  • Aceite de oliva virgen
  • Sal


Ternera estilo chino_1



Elaboración
  1. Cortamos los filetes en tiras finas de 1 cm. de ancho y de 5-6 cm. de largo. Reservamos.
  2. Cortamos las verduras en juliana en trozos grandes.
  3. Ponemos a calentar un par de cucharadas de aceite de oliva virgen en una sartén amplia, y doramos la carne a fuego fuerte, salándola ya fuera de la sartén para evitar que suelte sus jugos durante el salteado. Retiramos de la sartén y reservamos.
  4. En la misma sartén, y para aprovechar el sabor que haya quedado de la carne, y añadiendo un poco más de aceite si fuera necesario, salteamos las tiras de pimiento durante un par de minutos. Han de quedar al dente. Las retiramos de la sartén a un plato, y seguimos el mismo procedimiento con la cebolleta. Retiramos al mismo plato en el que teníamos el pimiento y reservamos.
  5. En la misma sartén doramos el trocito de apio. Mientras vamos machacando el diente de ajo con el jenjíbre en un mortero, y le añadimos el caldo, la miel y la maizena, removemos y reservamos.
  6. En la sartén en la que teníamos el apio, añadimos el vino, dejamos evaporar su alcohol y a continuación añadimos la soja y el majado del mortero. Retiramos el apio. Removemos con una cuchara y bajamos la potencia del fuego para que la salsa coja cuerpo durante un par de minutos.
  7. Añadimos la carne y las verduras, removemos y servimos bien caliente.


Fuentes: aquí, aquí y aquí

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